domingo, 27 de noviembre de 2011

Ya está aquí otra vez (Soneto 586)


Ha vuelto de puntillas, sigilosa,
ocupando, intrigante, los ambientes,
tomando los cerebros de las gentes,
plantando su bandera artificiosa.

Se anuncia la muñeca de Famosa,
el cava de burbujas refulgentes,
los perfumes que ponen tan calientes,
el turrón de la viuda esplendorosa.

Las noches ya se ven engalanadas
por luces que derrochan la energía
de un pueblo con sus fuerzas agostadas.

Se compra una ilusión de lotería,
se ajustan comilonas desganadas,
se proclama, por bando, la alegría.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Del refranero sabio (Soneto 580)


Si miramos las cosas con rigor,
comprobamos que hay muchas ocasiones
perversas y causantes de aflicciones,
de injusticias, de daños y dolor.

En ellas aparece un impulsor,
plagado de codicia y ambiciones,
que avanza a puñetazos y empujones,
y que medra sin freno y sin pudor. 

¿Son tales coyunturas reparables?
Contestar no precisa mucha labia:
¡pues quitando de en medio a los culpables!

Responden los refranes, cosa sabia,
y a todos lo sucesos aplicables:
que muerto el perro se acabó la rabia.





domingo, 20 de noviembre de 2011

Autorretrato (Soneto 579)


Tengo, señores, el cabello escaso,
castaño oscuro entreverado en plata,
largo para la edad que me delata,
lacio como un caballo y algo graso.

La nariz, por tamaño más bien naso,
pudiera confundirse con batata,
que fuera yo un magnate de ser plata,
y de querer mil chatos, la traspaso.

Los ojos, por pinguécula afectados,
propenden al color del salmonete,
pues lucen casi siempre colorados.

Y en la barbilla no cabe un churrete,
por tener sus tamaños tan menguados,
que en la enorme papada se entremete.

Tal rostro acaso inquiete,
mas no faltan mujeres bien plantadas
que se muestran conmigo alborotadas.



sábado, 19 de noviembre de 2011

Jornada de reflexión (Soneto 578)


Indica nuestro docto Diccionario,
en la definición reflexionar,
que tal verbo supone repensar,
considerar de nuevo lo primario.

Hoy tiene señalado el calendario
la víspera del día de votar;
es pues nuestro deber considerar
muy detenidamente el escenario.

Y aquí es cuando el votante atribulado,
rehén de la presente situación,
en la que manda el oro y el mercado,

percibe que por mucha reflexión
que le preste al asunto, el resultado
es una lamentable depresión.



viernes, 18 de noviembre de 2011

El lápiz de dos puntas (Soneto 577)


Nunca he dejado el lápiz de dos puntas,
desde el tiempo lejano de estudiante,
siempre con los apuntes por delante,
subrayando conceptos y preguntas,

hasta estos de polémicas conjuntas,
en que la hostilidad nunca es bastante,
que por el uso práctico y constante
me lo va rebajando el sacapuntas.

El rojo para asuntos principales,
el azul para los accidentales,
la línea enderazada por mi pulso,

buscando siempre la opinión notable,
la noticia excelente y apreciable,
y apartando lo estúpido y lo insulso.




jueves, 17 de noviembre de 2011

Un soneto contra reloj (Soneto 576)


La larga manecilla en menos diez,
la corta por el nueve retozando,
mis dedos el teclado aporreando,
y el cuarteto nació con brillantez.

Puede ser que parezca estolidez
sin ninguna razón andar volando,
pero las menos cinco ya están dando
y esto va progresando con fluidez.

A pique de incurrir en algún fallo,
como en esos que diz anacolutos,
en segundo terceto pronto me hallo,

y al galope, como los nobles brutos,
sin pausa, sin dilema y sin desmayo,
el soneto he montado en diez minutos.




miércoles, 16 de noviembre de 2011

Elogio (exagerado) del polvorón (Soneto 575)


Desde mi más remota y tierna infancia
me disloca comer los polvorones
en cualesquiera sitios y ocasiones,
aunque la Navidad esté a distancia.

Es tal mi adoración por su sustancia
que es la mayor de todas mis pasiones,
el no va más de mis aspiraciones,
lo que me hace perder la temperancia.

Por eso tengo un sueño recurrente:
y es que al llegarme la hora decisiva,
le tengo dicho a mi querida gente

que ni en cedro ni en pino me despida,
sino en caja esmerada y aparente,
que sea de La Rondeña y bien surtida.




martes, 15 de noviembre de 2011

Las mesas de los bares (Soneto 574)


El hombre no ha parado de crecer:
disfrutamos de la era digital;
la operación con láser es normal;
los satélites vuelan por doquier.

¡Qué adelantos nos quedan aún por ver!
La marcha del progreso es torrencial,
pero en todos los casos no es igual,
según les pienso ahora esclarecer:

Se trata de ese fastidioso embrollo
de tantas mesas cojas en los bares,
que no hay quien sobrepase tal escollo.

Ello prueba que a todos los lugares
no ha llegado parejo el desarrollo
a pesar de los sabios singulares.






lunes, 14 de noviembre de 2011

A modo de greguerías (Soneto 573)


La luna, cuando está en cuarto creciente,
le pone cornamenta a la farola.
La cama que se adorna en pirindola
es verdugo del macho más potente.

La mano va a la oreja de repente,
como para escuchar la caracola;
pero no sonará ninguna ola,
porque no es más que un móvil repelente.

El ratón del flamante ordenador
es el roedor que muerde en nuestra vida,
y deja el tiempo como un colador.

Qué pena la del pobre parricida:
ya no tiene ni padres ni mentor
que le lleven al trullo la comida. 




domingo, 13 de noviembre de 2011

Caramelos en el despacho (Soneto 572)



En mi atestada mesa de trabajo,
gracias a una lindísima criatura,
no falta ningún día la dulzura
que compensa del tráfago a destajo.

Si alguna vez me encuentro cabizbajo,
solvento la enervante coyuntura
cogiendo un caramelo con premura
que me sirve de aliento y agasajo.

Además son constantes las entradas
de mis considerados camaradas
que vienen por catar la golosina.

Y se van complacidos y encantados,
y vuelven otra vez alborozados,
merced a la criatura tan divina.



sábado, 12 de noviembre de 2011

Lágrimas (Soneto 571)



La lágrima es antídoto prescrito
para el alma contrita y encallada,
la que vaga sin paz, desconsolada,
la que busca razón a voz en grito.

Es un remedio fácil y gratuito
que templa a la persona atribulada,
una pócima bien acreditada
que aleja todo atisbo de prurito.

Pero siendo patente su eficacia,
su coste de obtención gratis total,
sin tener que acudir a la farmacia,

soportamos la pena más brutal,
preferimos sufrir con contumacia,
que acudir a socorro tan cabal.


 

viernes, 11 de noviembre de 2011

A mi amigo Manolo G. (Soneto 570)


Jerez. Noviembre, once. Ya lo ves,
no era la fecha aún para morir,
para andarte en silencio, tras sufrir
un purgatorio injusto sin después.

La vida del derecho y del revés:
has vivido el vivir y el no vivir,
y has sabido, cabal, siempre cumplir
con talante veraz, grato y cortés.

Me quedo con tu deje de otros lares,
con tu porte juncal, tus limpias manos,
con tu resignación, tu amistad pura.

Y me queda un talego de pesares:
una rabia por los dolores vanos,
un pellizco de pena y de amargura.



lunes, 7 de noviembre de 2011

Patos en la piscina (Soneto 566)


Los envidiosos patos del canal,
que además del canal tienen un lago,
donde están todo el tiempo haciendo el vago,
o retozando en el cañaveral,

se aprovechan de la época otoñal
para colarse allí sin previo pago,
y si bien no se ve ningún estrago,
es algo que me sienta a mí muy mal.

Porque yo no me baño en sus pantanos,
y les aporto pan, por lo demás;
así que les advierto a los pies planos

que no vuelvan a la urba nunca más;
si no, los cogerán mis propias manos
y tendremos un lote de foie gras.




domingo, 6 de noviembre de 2011

Aquellos afiladores (Soneto 565)


Cómo corren curiosos los chiquillos,
cómo acuden las madres presurosas,
dejando por hacer sus propias cosas,
arramblando tijeras y cuchillos.

Ya se ven los aceros con sus brillos,
que llevaron mujeres afanosas,
y vuelan chispas miles, revoltosas,
para pasmo de trenzas y flequillos.

Bicicleta varada y pedaleo
suceden a la flauta anunciadora
en su clase incipiente de solfeo.

Y el giro de la piedra amoladora
crepita en trepidante canturreo
lanzando la centella embaucadora.

 

sábado, 5 de noviembre de 2011

Somalia, el Cuerno de África (Soneto 564)


En el cuerno del lujo y la arrogancia
miramos impasibles nuestro ombligo,
porque vivimos al caliente abrigo
de la ciega y prolífica abundancia.

Otro cuerno perece en la constancia
de un contumaz y bárbaro enemigo,
que lo tiene sujeto a vil castigo:
la muerte es el futuro de su infancia.

Somalia, negra faz, negro futuro,
muerte por hambre y muerte por sequías,
señores de la guerra, rencor puro,

corrupción, yihadismo, tropelías,
refugio de piratas, cielo oscuro,
masacres, desgobierno, banderías...




viernes, 4 de noviembre de 2011

Grecia (Soneto 563)


Aristóteles, Sócrates, Platón,
Hipócrates, Antígono, Anaxágoras,
Pericles, Aristófanes, Mirón,
Arquímedes, Euripídes, Pitágoras...

Cuánto sabio engendró la Grecia antigua,
generosa en parir hijos preclaros,
y ahora ve su camada tan exigua,
atestada de inútiles ignaros...

Que una tierra con tanta biografía,
precursora de Roma y Occidente,
no debiera sufrir tanta agonía,
ni acabar como mísero indigente.

¡Cuántas veces termina a ras del suelo
quien otrora voló rozando el cielo!




jueves, 3 de noviembre de 2011

Con la crisis a cuesta (Soneto 562)


Doblan ya quejumbrosas las campanas,
anunciando los tristes funerales
por los tiempos de risas y caudales,
de dispendios, confianzas y jaranas,

que se esfuman cual nieblas de mañanas;
que se marchan, caducos y otoñales,
forzándonos a vidas más frugales
después de haber hinchado nuestras ganas.

Y se anuncian recortes a mansalva:
a ver quién es el guapo que se salva,
si nos van a atacar todos los flancos.

Pues se irán de rosita los culpables
de consecuencias tan abominables:
los codiciosos y mezquinos bancos.




miércoles, 2 de noviembre de 2011

A Letizia de Asturias (Soneto 561)


Más guapa cada día, más discreta,
más sabiendo servir en su destino
- con mando, dignidad, firmeza y tino -,
más simpática y fina, más completa.

¿Quién de mi superior princesa objeta,
cometiendo tamaño desatino?
Nadie más que un tarado o un cretino;
gente zafia, ridícula y cateta.

Si atesora destrezas y saberes,
manifiesta belleza y elocuencia,
al Príncipe atiborra de placeres,

ha cumplido con doble descendencia
y ejecuta perfectos sus deberes,
¿por qué no reconocen su excelencia?