Podemos elegir las amistades
y abandonarlas si nos salen viles,
cargantes, fatigosas o cerriles,
evitando problemas y ansiedades.
Pero no así las malas vecindades,
esas que se nos muestran siempre hostiles,
que si no nos asaltan con fusiles
nos lanzan sus envidias y maldades.
Otras partes del mundo tienen monos,
y en Europa franceses; se compensa,
proclamó Shopenhauer con talento.
Que no han de provocarnos más enconos
estos gabachos de estulticia inmensa
que aventan su infeliz resentimiento.
En todas partes cuecen habas.
ResponderEliminarDesde luego, nosotros a seguir ganando y ni caso. Como siempre, un gran soneto. Un saludo y ¡Buena semana!
ResponderEliminarNo le demos mas importancia de la que tienen, no les sigamos el juego, que sigan detrás tragando el polvo del camino.
ResponderEliminarUn abrazo.