También está la feria de los críos,
que nunca quedan hartos de meneo,
y hay que sacarlos con un gran cabreo,
cuando ya los papás no tienen bríos.
La tómbola, la nube, el toro loco,
el tren de las escobas, los castillos,
la noria, el globo hinchable, los martillos...
y a los niños aún les sabe a poco.
Pero sufren los padres por el ruído
que producen las tales atracciones,
por estar vigilantes sin descuido,
por el polvo que invade sus pulmones,
porque poco el parné les ha cundido
y por tanta somanta de empujones.
Cuanta razón tienes, es una autentica paliza física, por la caminata el calor y los empujones y, no díganos nada de los ruidos, luces y olores.
ResponderEliminarAdemas son insaciables e inmunes al cansancio, y al agotamiento del bolsillo.
menos mal que solo hay una feria al año, o hay mas?.
Un abrazo.
A mí me daban pánico los cacharritos, pero a mis hijos, pues eso que tu cuentas. Me los has retratao.
ResponderEliminarVenga, ánimo, que ya falta poco para volver al cole.
Un beso
Ahora ya mis hijos van solos a la feria, pero recuerdo la época de los cacharritos y me da pánico. Nunca se cansan, todo lo quieren y es lo más lógico. Pero todos hemos sido iguales....
ResponderEliminarPues contestándole a José Manuel....ahora está la feria de Puerto de Santa María, dentro de poco la de Chiclana, Rota, Sanlucar, San Fernando...y por la cercanía hay gente que se las recorre todas
Un abrazo