¡Comenzó la campaña electoral!
¡Qué gran fiesta, señores, qué derroche
de amor por la ciudad a troche y moche!
¡Qué esfuerzo por el bien municipal!
¡Qué alarde de rigor argumental!
¡Qué elusión del insulto y el reproche!
¡Qué promesa de brega día y noche!
¡Qué sonrisa más franca y natural!
¿Qué me pasa, por Dios, qué estoy diciendo?
¿El seso se me está reblandeciendo?
¿Por qué con tal descaro fantaseo?
Pues será que la brusca realidad
contiene tanto cuento y zafiedad,
que prefiero expresar lo que deseo.
(Ver soneto 347)
¡Qué gran fiesta, señores, qué derroche
de amor por la ciudad a troche y moche!
¡Qué esfuerzo por el bien municipal!
¡Qué alarde de rigor argumental!
¡Qué elusión del insulto y el reproche!
¡Qué promesa de brega día y noche!
¡Qué sonrisa más franca y natural!
¿Qué me pasa, por Dios, qué estoy diciendo?
¿El seso se me está reblandeciendo?
¿Por qué con tal descaro fantaseo?
Pues será que la brusca realidad
contiene tanto cuento y zafiedad,
que prefiero expresar lo que deseo.
(Ver soneto 347)
Como bien dices empieza la gran mascarada.
ResponderEliminarSonrisas, abrazos, besos a los niños...
Empiezan las promesas, exactamente lo que no cumplirán y, ellos lo saben y lo prometen sin sonrojarse, que oficio tienen, como me gustaría tener la cara de estos señores llamados políticos y poder dormir por la noche como ellos lo hacen.
Un abrazo.
Cuando llega este tiempo noto que soy alérgica al cemento. Que es exactamente lo que me parecen los aspirantes a representantes. Cara de cemento armado.
ResponderEliminarQué penita. Qué espectáculo más pobre. Y luego cuando ya se recoloquen, porque seguirán siendo los mismos a un lado o a otro, nos querrán convencer de lo estupendos que son y lo tontos que somos.
Un abrazo
Y qué derroche de dinero!!! Y todo para qué?
ResponderEliminarFalsedades, mentiras, buenas caras, muchas promesas y después qué?
Un abrazo