martes, 24 de enero de 2012

El pregón de Soraya (Soneto 644)


Por no estar desposada por el rito,
sino por el terrícola Juzgado,
Soraya tropezó con un prelado
que en el Cielo enseguida ha puesto el grito.

No le parece idóneo ni bonito
que quien vive en apaño no sagrado
lleve la voz en el anual ripiado
ante los capillitas del distrito.

Cuando aquella María de Magdala
a Jesús con perfume agasajó,
al Señor le dijeron que era mala.

Pero Cristo el perfume consintió,
y al hipócrita dueño de la sala
su acusación taimada reprochó.


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