domingo, 15 de abril de 2012

El Rey, de cacería (Soneto 726)


La tierra sin regar por la sequía,
el bracero sin pan que dar al hijo,
el ganado más corto y más canijo,
el miedo y la aprensión en la alquería...

¿Y quién se proporciona la alegría?
El señorito, dueño del cortijo,
flemático, zopenco y algo pijo,
que al África se va de cacería.

Encima se fractura la cadera,
con lo cual le da pábulo al currito,
que tamaño dispendio considera,

y se pone a pedir a voz en grito
que, puesto que sus gastos no atempera,
se cambie de una vez al señorito.


3 comentarios:

  1. desolado estoy con este domestico accidente de nuestro rey. Pobre para una vez que se decide a salir va y se rompe la cadera, si es que esta muy torpe, porque con lo que esta cayendo hay que ser muy torpe(o muy Borbón) para irse a matar elefantes.
    Un abrazo.

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  2. Anónimo20:59

    Somos un país de porteras cotillas y envidiosas. Y ¡qué nos gusta derribar ídolos!

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  3. Anónimo21:00

    Metió la pata hasta la cadera.

    Majestad, usted cumplió en demasía,
    con cargo que su alteza carga a cuesta,
    de paz, se quedó repleta la cesta,
    de España la nuestra y España la mía.

    Llevó a lo más alto la monarquía,
    mientras la república echó una siesta,
    dejando a su merced también dispuesta,
    la otra mejilla y ninguna porfía.

    ¡Ahora que le han salido yernos pillos,
    princesas que no saben no contestan,
    y trompa de elefante soberano!;

    ¡si abdicase y cerrasen los pestillos
    del palacio!, seguro que se gestan,
    los sueños de mas de un republicano.

    J.M.M.Botillo.

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