y en el asiento de enfrente
una muchacha silente
al pronto me maravilla.
Resulta que la chiquilla
no es amiga del jolgorio,
y aunque parezca ilusorio
no se entretiene con nada,
sino que va ensimismada
leyendo el Don Juan Tenorio.
Como ves no todo esta perdido, como dicen los pesimistas, hay y siempre habrá juventud para empujar.
ResponderEliminarUn abrazo.