No alivia el paro ni la crisis frena,
ni la prima de riesgo minimiza
la rotunda y pletórica paliza
que Italia se llevó como condena.
Pero la gloria deportiva plena,
alcanzada en deportiva liza,
a la España estragada y enfermiza
de complacencia y autoestima llena.
Gracias, Vicente, caudillo aventajado,
conductor de una máquina de ensueño
que tiene a todo el mundo enamorado.
Y honores a la maña y al empeño
de ese equipo de magia aderezado
que nos hace verdad un dulce sueño.
Cierto es que nos ha hecho olvidar por unos momentos todas las penas y apuros que sufrimos.
ResponderEliminarUn abrazo.