Tenga vuestra merced también presente
que,
al igual que el Buscón de sus renglones,
mantenemos
en nómina buscones
que
torcidos los trazan comúnmente.
Pues
que no guardan otra cosa en mente
que
apilar cientos, miles y millones
nacidos
de amañadas subvenciones
que
nunca les parecen suficiente.
Y
no olvide su forma femenil,
la
que troca el vocablo en la buscona,
clásico
alivio del ardor viril.
Hoy
las vemos, postrados en tumbona,
en
horario de adulto o de infantil,
en
la tele mugrienta y retozona.
Buscones y busconas, en este pais siempre hemos estado bien surtidos y parece que con los años van perfeccionando sus artes y adaptandose a los nuevos tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo.