De las nefandas faltas solitarias
derivaron versiones literarias,
como las que decían, lapidarias,
que aquel que hiciera cosas ordinarias
con las piezas colgantes y urinarias
pudiera verse enfermo de urticarias,
padecer palideces pigmentarias
y en ciertos casos invidencias varias.
Pero yo descubrí las luminarias
prendidas por imágenes vicarias
que me dieron fruiciones legendarias.
Así que frente a tesis reaccionarias,
a fuerza de inhalar luces contrarias
que aquel que hiciera cosas ordinarias
con las piezas colgantes y urinarias
pudiera verse enfermo de urticarias,
padecer palideces pigmentarias
y en ciertos casos invidencias varias.
Pero yo descubrí las luminarias
prendidas por imágenes vicarias
que me dieron fruiciones legendarias.
Así que frente a tesis reaccionarias,
a fuerza de inhalar luces contrarias
me embriagué con estelas candelarias.
Desde luego que la variedad de faltas del humano no tiene ni limites ni fin. Si es cierto que algunas gozan de gran predicamento y sobre ellas se ha divagado grandemente y todos lo recordamos de tiempos anteriores.
ResponderEliminarUn abrazo.