Cómo corren curiosos los chiquillos,
cómo acuden las madres presurosas,
dejando por hacer sus propias cosas,
arramblando tijeras y cuchillos.
arramblando tijeras y cuchillos.
Ya se ven los aceros con sus brillos,
que llevaron mujeres afanosas,
y vuelan chispas miles, revoltosas,
para pasmo de trenzas y flequillos.
Bicicleta varada y pedaleo
suceden a la flauta anunciadora
en su clase incipiente de solfeo.
Y el giro de la piedra amoladora
crepita en trepidante canturreo
lanzando la centella embaucadora.
para pasmo de trenzas y flequillos.
Bicicleta varada y pedaleo
suceden a la flauta anunciadora
en su clase incipiente de solfeo.
Y el giro de la piedra amoladora
crepita en trepidante canturreo
lanzando la centella embaucadora.
Los viejos afiladores y paragueros que antes tanto abundaban y ahora, quizás por la tecnología, es difícil encontrar. Escuchar el sonido de su flauta llamando a los vecinos para el afilado y arreglo de los utensilios caseros, todo pasa nada perdura.
ResponderEliminarUn abrazo.