Toma tu cruz y sígueme: me llamas;
yo siento tu llamada y no te sigo,
y aunque ves mi abandono estás conmigo:
me velas, me perdonas y me amas.
Déjalo todo por mi amor: proclamas;
lo dejo; mas me canso y me fatigo,
y a pesar de que peco eres mi amigo,
y me salva la sangre que derramas.
Sangre humana que brota redentora
Déjalo todo por mi amor: proclamas;
lo dejo; mas me canso y me fatigo,
y a pesar de que peco eres mi amigo,
y me salva la sangre que derramas.
Sangre humana que brota redentora
de tus llagas injustas y terrenas
para la salvación de quien te ignora.
Porque el flujo sagrado de tus venas
regenera mi esencia pecadora
revocando mis culpas y mis penas.
para la salvación de quien te ignora.
Porque el flujo sagrado de tus venas
regenera mi esencia pecadora
revocando mis culpas y mis penas.
Setenta veces siete.
ResponderEliminar¿Qué me falta Señor, para alcanzarte?
¿Qué sombras me oscurecen tu sendero?
¿Qué me impide llegar a tu madero,
para de pies y manos desclavarte?
¿Qué me impide Señor, poder sanarte,
del beso de aquel Judas traicionero,
del costado, la herida del acero,
y llagas, por mi fe, poder cambiarte?
Tantas veces te he echado en el olvido,
como tantas mis ojos te han negado
sin mostrarme después arrepentido.
Y tantas, tu perdón me has regalado,
que al hijo, de tu credo, desprendido,
setenta veces siete has perdonado.
JMM Botillo.
¡Bravo! Redondo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Aprendo del mejor.
ResponderEliminarBotillo.
Dos por el precio de uno, si uno es bueno el otro no se queda atras.
ResponderEliminarUn abrazo.