Fue mi primer mundial: sólo diez años
contaba cuando vi su casta brava,
su gran carácter, ímpetu y redaños,
su fuerza y precisión cuando chutaba.
También gocé con su pugnaz zancada,
su corazón, su habilidad astuta,
su paciencia al sufrir la tarascada,
su humildad, su nobleza en la disputa.
Hoy se inclinan en su honra los cipreses,
el Estadio da Luz reza silente
y el Tajo canta fados lastimeros.
Hoy lloran los hermanos portugueses
porque partió su estrella refulgente
al Olimpo de dioses futboleros.
contaba cuando vi su casta brava,
su gran carácter, ímpetu y redaños,
su fuerza y precisión cuando chutaba.
También gocé con su pugnaz zancada,
su corazón, su habilidad astuta,
su paciencia al sufrir la tarascada,
su humildad, su nobleza en la disputa.
Hoy se inclinan en su honra los cipreses,
el Estadio da Luz reza silente
y el Tajo canta fados lastimeros.
Hoy lloran los hermanos portugueses
porque partió su estrella refulgente
al Olimpo de dioses futboleros.
Ciertamente hemos perdido un referente todos los amantes de esta deporte.
ResponderEliminarUn abrazo.