sábado, 10 de septiembre de 2011

De cabrones (Soneto 508)


Teniendo una mujer casta y honrada
se puede ser cabrón ello no obstante;
que el cabrón es corriente y abundante,
aunque va en solitario, no en manada.

Lo propio del cabrón es la guarrada
que te hace marrullero y arrogante,
quedándose el sujeto tan campante,
tal si no hubiera sucedido nada.

El cabrón es sutil, no mira claro,
chivata sin rubor ni miramiento,
da palmas en la espalda sin reparo,

pone de vuelta y media de momento,
y si precisa pronto de tu amparo
te vuelve del revés el argumento.




1 comentario:

  1. No se que pasa con tus entradas o con mi blog, estas entradas tuyas aparecen y desaparecen por encanto, no se que puede ser.
    Hablando de cabrones decía un amigo que, no sabia que le pasaba en los ojos que, cada vez ve mas cabrones y es verdad la mala hierva crece mucho y nunca muere.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar