Son húngaros, magiares, transilvanos,
sabe Dios de qué tierras apartadas,
los que tocan mazurcas y baladas
con un viejo acordeón entre sus manos.
Intentan camelar samaritanos,
Intentan camelar samaritanos,
por entre las terrazas atestadas,
de gentes divertidas o enfrascadas
que no advierten los sones campechanos.
Toque un vals, gentil hombre de otras tierras,
desterrado por hambres y por guerras,
que yo lo escucharé con agudeza.
El buen hombre nos toca el de la olas,
y recolecta un par de piezas solas,
y se va dando gracias con tristeza.
Toque un vals, gentil hombre de otras tierras,
desterrado por hambres y por guerras,
que yo lo escucharé con agudeza.
El buen hombre nos toca el de la olas,
y recolecta un par de piezas solas,
y se va dando gracias con tristeza.
Triste vida la del músico emigrante, diana de desaprensivos y bravucones, por dos pequeñas monedas te alegran un rato y ellos mal viven.
ResponderEliminarUn abrazo.