viernes, 21 de octubre de 2011

Cayó Gadafi (Soneto 549)


La sangre en primer plano, el linchamiento,
el disparo de gracia en la cabeza,
el rebelde que goza su destreza,
el cuerpo de Gadafi sin aliento.

Otro tirano menos. De momento.
Todos nos alegramos por la pieza.
Pero no por la furia y la crudeza
con que han mostrado muerto al elemento.

Pues si son los principios democráticos
los que nos autorizan a hostigar
a los más depravados autocráticos,

hemos de preferir siempre juzgar
que linchar con fusiles automáticos:
que no es bueno quedarse en el vengar.





6 comentarios:

  1. Anónimo21:41

    La vida de Gadafi no merece que se le despida con el Cant del ocells. Demasiada belleza para un tirano. El silencio es suficiente.

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  2. Uno menos.
    Solo sabemos resolver las cosas matando, unos y otros.
    Un abrazo.

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  3. Anónimo20:00

    Ni las imágenes escabrosas, ni la explotación morbosa del dolor, deben tener cabida en los medios de comunicación. Tampoco en tu blog.

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  4. No considero que la imagen sea escabrosa. Al contrario, solo informa parcialmente de lo que tuvo que ser el linchamiento. Y precisamente lo que hace el soneto es criticar esa forma de proceder: el ajusticiamiento sin juicio previo.

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  5. Anónimo0:17

    Escabroso: que está al borde de lo inconveniente o de lo inmoral. Inconveniente sería la exposición pública de la barbarie y del dolor. E inmoral, su utilización.

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  6. No creo que sea ni inconveniente ni inmoral, ni que se encuentre al borde de ello, aunque admito que pudiera estar equivocado. Son apreciaciones subjetivas. No te conozco, pero me resultas un poco pedante, aunque igualmente puedo estar equivocado en esto.

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