Junto al Ebro la muerte, agazapada,
con la venia de pitos y timbales,
quiso brindar, clavando sus puñales,
por llevarse tu vida a su morada.
Mas tu fuerza te dio nueva alborada,
tu fe sobrellevó plazos cruciales,
y ahora estás demandando los avales
para seguir tu vida de cruzada.
Ya probaste tu casta de torero:
así lo certifican las heridas
que atraviesan tu piel de bandolero.
Pero estando tus carnes recosidas,
seguirás, indomable y guerrillero,
¡Sí señor! Emocionante. Ánimo, Padilla, que tú podrás con esto.
ResponderEliminarCiertamente tiene que ser mucha la afición y el amor a esa profesión para, después de lo sucedido, seguir el mismo camino como si no hubiese pasado nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ha que se muera. XD
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