Dos Españas me impulsan a escribir,
al hilo del anuncio de la ETA
de abandonar pistola y metralleta
y de no volver más a delinquir.
Una de ellas no para de decir
que se ha verificado la gran meta,
que ya la banda siempre estará quieta,
y que espera un preclaro porvenir.
Otra, por el contrario, desconfía,
exige que se entregue el armamento
y que pidan perdón los asesinos.
Yo pienso que hay motivo de alegría,
siempre que se gestione con talento
Estoy de acuerdo con lo que dices, es un motivo de alegría.
ResponderEliminarFalta todavía camino por recorrer, pero creo que estamos en la recta final, espero que sepamos recorrerla juntos y en la dirección correcta.
Un abrazo.
Cuando entreguen las armas y se quiten las capuchas, nos lo creeremos.
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