Ay qué pena penita de la Infanta:
la tienen tan rendida y agobiada,
se ve tan deslucida y desgraciada
que se nos pone un nudo en la garganta.
La cosa tiene mucha, mucha guasa:
La cosa tiene mucha, mucha guasa:
que por culpa de dimes y diretes,
total, por unos cuantos de billetes,
la pobrecita va a perder la casa.
Pues a mí no me engaña mi marido:
Pues a mí no me engaña mi marido:
me regaló un reloj muy aparente,
aunque lleva diez años despedido.
Yo le dije: relájate, Vicente,
que yo sé que el reloj lo has conseguido
aunque lleva diez años despedido.
Yo le dije: relájate, Vicente,
que yo sé que el reloj lo has conseguido
robándolo en la tienda de allí enfrente.
Que pena penita pena que la justicia no sea igual para todos.
ResponderEliminarUn abrazo.