No conoce, no sabe, no recuerda,
no percibió, no reparaba en nada,
no se inmuta cuando es repreguntada...
es ajena y extraña a tanta mierda.
Qué señora tan cándida y tan lerda,
qué esposa más sumisa y engañada,
qué incauta, candorosa, distanciada,
qué nimia, baladí, cero a la izquierda.
¿No era la consabida la más lista
de las hijas del frágil soberano?
¿No sacó una formal licenciatura?
Pues si calla por más que se le insista,
o no tiene el cerebro claro y sano
o gasta demasiada caradura.
Que suerte, no se entera de nada. A la mia no le le escapa detalle.
ResponderEliminarUn abrazo.