La doctora Cabrera, especialista
en sueños y en insomnios perturbados,
luce unos ojos grandes y avezados
cuando tiene al paciente ante su vista.
Pero luego transcurre su entrevista
por sopores pedestres y enconados,
no por ensueños francos y elevados
que aderezan la savia del artista.
que aderezan la savia del artista.
Enséñeme a soñar, joven doctora,
no tan sólo a dormir la noche cierta
que se complace con lograr la aurora.
Ayúdeme a soñar la vida abierta,
el sueño que subyuga y enamora,
el que es fulgor de la ilusión despierta.
Ciertamente que seria de nosotros sin nuestros sueños, que no falten nunca.
ResponderEliminarUn abrazo.