miércoles, 18 de julio de 2012

Paco Toronjo



Cuidando cerdos en su tierna infancia,
picando piedra en la inclemente mina,
en su tierra huelvana y campesina
aprendió de la vida la sustancia.

De allí salió, librado de arrogancia,
a decir un fandango en cada esquina,
para elevarlo a cúspide divina,
atestado de fama y resonancia.

Era el cantar desengañado y largo,
desgarrado, imposible y refulgente,
de un ser crucial, dolido e insumiso.

Cantó al amor, a su pueblo y a su gente,
a la noche, al dolor, al vino amargo,
y a la muerte que llega sin aviso.





jueves, 5 de julio de 2012

Males y males



Con un viejo colega de la infancia
me encontré, ya pasado el mediodía.
"¿Cómo estás?", preguntó con temperancia.
"Pues muy bien", respondí con alegría.

Le maticé que tengo mis goteras,
a lo que contestó que también él;
resultando las suyas más severas,
pues un cáncer mostró su cara cruel.

Volví por la noticia conmovido,
reflexionando, como tantas veces,
que siempre habrá un mortal más dolorido
que nos supere en el dolor con creces.

Así pues, la sabida moraleja:
Vive la vida y huye de la queja.


lunes, 2 de julio de 2012

¡Campeones!



No alivia el paro ni la crisis frena,
ni la prima de riesgo minimiza
la rotunda y pletórica paliza 
que Italia se llevó como condena.

Pero la gloria deportiva plena,
alcanzada en deportiva liza,
a la España estragada y enfermiza
de complacencia y autoestima llena.

Gracias, Vicente, caudillo aventajado,
conductor de una máquina de ensueño
que tiene a todo el mundo enamorado.

Y honores a la maña y al empeño
de ese equipo de magia aderezado
que nos hace verdad un dulce sueño.