viernes, 30 de mayo de 2014

La infamia humana

 
 
¿Hasta dónde la humana sinrazón
puede llegar? Que ni los animales
consuman ignominias tan brutales
como el hombre. ¡Qué infame condición

la de este ser que arrastra tradición
de matar por matar a sus iguales!
Ni hienas, ni serpientes ni chacales
alcanzan a matar con tal tesón.

¿A dónde ha de subir el grito acerbo
que clama por un hombre apaciguado,
que al prójimo no trate como a siervo,

que aprecie como igual al que está al lado,
que no ejerza de rata ni de cuervo?
¿Para cuándo, por fin, civilizado?

miércoles, 28 de mayo de 2014

El Papa y el celibato sacerdotal

 
No es un dogma de fe, según Francisco,
eso del celibato de los curas.
¿Podrán por fin casarse las criaturas
y embridar el fornicio levantisco?
 
Que no es sano vivir cual basilisco,
sometidos a bárbaras torturas
por no poder saciar las calenturas
que los dejan baldados y hechos cisco.
 
Aunque en vista del gusto predilecto
que muestran por la barba y por el recto,
yo propongo que en esa nueva ley
 
no sólo con mujeres sean las bodas,
sino que en atención a tales modas
se consienta también la boda gay.
 


domingo, 25 de mayo de 2014

La Décima


El fantasma asomó; las ilusiones
de la alianza del parco Manzanares
se hundieron: otra vez negros pesares
desazonan al club de los colchones.

Un camero sobrado de calzones
puso la chola, alzando a los altares
al merengue: ¡qué dicha en los hogares
de los fanes del club de los millones!

Pero ya el Cholo visitó a Neptuno,
adalid  por su lema: de uno en uno;
erigiéndose en dios, como el del mar.

Y el ítalo Ancelotti, polo opuesto
de aquel luso a la bronca predispuesto,
a la diosa Cibeles fue a parar.

lunes, 19 de mayo de 2014

Revivir


Todo puede volver, nada es perdido;
que el mundo es rueda, recurrente noria,
mezcolanza de olvido y de memoria,
vivir de nuevo lo que fue vivido.

Se corona el temblor enardecido,
reverdece la cima transitoria,
se transcribe al papel la nueva historia:
el resplandor del gozo renacido.

Rematado un periplo de espesura
se puede retornar al punto fuerte
y reemprender, con bríos, la aventura.

Hoy me siento premiado por la suerte
al revivir, en toda su hermosura,
el estertor de la pequeña muerte.