sábado, 31 de julio de 2010

Sorpresa en el arriate (Soneto 101)



Mi jardín, que no es nada suntuario
- según sabe el lector de este cuaderno -,
dispone desde ayer de un nuevo interno;
un poco intruso aquí, porque es agrario.

De un bote de semillas ordinario,
comprado en un comercio muy moderno,
esparció la que lleva el buen gobierno
un puñado de modo algo arbitrario.

Con los días surgió una extraña planta
- sin ningún plan previsto ni control -
que en tal sitio pecaba de farsanta.

Y aunque no juega su genuino rol,
la presencia luciente nos encanta
del dorado y chocante girasol.

viernes, 30 de julio de 2010

Cien sonetos (Soneto 100)


Cien sonetos completos me contemplan,
todos cien me han costado buen trabajo,
sin poder permitirme ni un relajo,
porque si no los versos se destemplan.

Son cien casos diversos que se ejemplan,
tomados desde arriba y desde abajo,
lo mismo del deporte que del tajo;
y hasta de la polìtica se templan.

Cien, son cien días de pensar febril,
a la busca y captura de un motivo,
a la caza de rimas consonantes.

¿Alguna vez conseguiré los mil?
Bueno, procuraré seguir activo,
y al menos completar doscientos antes.



jueves, 29 de julio de 2010

Concurso de poesía (Soneto 99)


He mandado a concurso seis sonetos,
por ver si los señores del jurado
tienen tiempo de verlos con agrado
y salgo de los últimos aprietos.

Son más de ochenta versos bien discretos,
que con mimo y fervor he pergeñado,
con la esperanza de contar, premiado,
con esos mil quinientos euros netos.

Pero el dinero no es el objetivo
que persigo lograr con el concurso,
aunque nunca va mal un lenitivo.

Lo que mueve a adoptar este recurso
es que alguien valore en positivo
mi embelesado y perspicaz discurso.

miércoles, 28 de julio de 2010

Estiramientos (Soneto 98)


Terapeutas notables recomiendan,
como algo prudente y necesario,
estirar nuestros músculos a diario,
pues con eso los cuerpos se remiendan.

Es preciso que aquellos se distiendan,
sobre todo si nuestro calendario
va camino de ser sexagenario,
y es mejor que los males no se extiendan.

¡Estiremos los músculos dorsales,
abductores, gemelos, pectorales,
estiremos muñecas y tobillos!

Notaremos mejoras sustanciales;
muestras vidas serán sensacionales.
¡Volveremos a ser como chiquillos!

martes, 27 de julio de 2010

¿Por qué estos políticos? (Soneto 97)



¿Cómo pueden mentir con tal descaro
los que hemos elegido con el voto?
¿Por qué la sociedad no pone coto
a los que nos engañan sin reparo?

¿Por qué nos sale su actuar tan caro?
¿Por qué tienen un público devoto?
¿Por qué han de figurar siempre en la foto?
¿Por qué el haberlo bueno es caso raro?

¿Por qué se les permite tanto amaño?
¿Por qué son tan procaces e indecentes?
¿Por qué no pagan cuando causan daño?

¿Por qué al cargo se aferran con los dientes?
¿Por qué nos tratan como un fiel rebaño?
¿Por qué suelen tener tantos parientes?

lunes, 26 de julio de 2010

Muerte de Quevedo (Soneto 96)


La muerte, siempre presintió la muerte,
sintió toda su vida que venía
desbocada, vaciando la alcancía
de los tiempos dejados a su suerte.

La vida, exprimió la vida fuerte,
libó sus dulces jugos a porfía
y los agrios convirtió en melancolía:
anticipó los dïas de vida inerte.

Defendió su inocencia ante el valido
- conde-duque mandón y retratado –
cuando a prisión, sin cargos, fue sumido.

Cinco años le vieron quebrantado,
y en la villa de Infantes recogido,
al fin la muerte fue por su recado.

domingo, 25 de julio de 2010

La corte de Quevedo (Soneto 95)


Tres Felipes reinaron en su vida:
uno grande y los otros dos menores;
y sus padres fueron probos servidores
en el lugar donde el poder anida.

Así tuvo lección bien aprendida
de cómo los imperios triunfadores
añoran con dolor tiempos mejores
cuando comienza su fatal caída.

La corte, fabricante de esperanzas,
tutora del cegato cojitranco,
le enseñó más miserias que bonanzas.

Y el poeta, de burlas siempre el blanco,
aprendió a describir con burdas chanzas
a los seres que andaban por su flanco.

sábado, 24 de julio de 2010

Aburrimiento veraniego (Soneto 94)


Qué tremendo y atroz aburrimiento
el que pasan los pobres veraneantes,
a tenor de detalles palpitantes,
que paso a comentar en un momento.

Por desafortunado desviamiento,
y por desconocidos detonantes,
un par de forasteros navegantes
se vieron en peligro de hundimiento.

En la orilla y anclado está el navío,
a la espera de cierta aprobación,
y mientras, decorado es del gentío,

que a falta de otra buena distracción,
se hace fotos ante el bajel vacío,
cual si fuera un naval fotomatón.

La foto tiene afición,
y así se ve de cámaras tan llena
la playa peculiar de La Ballena.

viernes, 23 de julio de 2010

Venganza (Soneto 93)


El que tiene poder, y aprieta duro,
al que viene obligado a someterse,
ha de saber en dónde guarecerse
cuando su porvenir se torne oscuro.

Pues quien se ve hostigado contra un muro,
sin ninguna ocasión de defenderse,
no tiene duda alguna en concederse
la dicha de vengarse en el futuro.

Perjudica quien goza del poder
al débil de carácter y al más fuerte;
con lo cual algún día ha de ver

cómo los ultrajados van a muerte,
con armas y razón para vencer,
al que aciago pugnó contra su suerte.

jueves, 22 de julio de 2010

La playa de mi infancia (Soneto 92)


Mi niñez son veranos de poniente
en la playa que mira a la Bahía,
donde al fondo felizmente yacía
la ciudad más antigua de occidente.

El levante soplaba bien mordiente
si al pasar por El Puerto mal olía;
el mar hacia lo lejos te atraía
y la arena volaba impertinente.

Remansaba a su lado el Guadalete,
por un puente de hierro atravesado;
se guardaba el cangrejo en su boquete;

el vapor iba a Cádiz atestado;
se comía la tortilla y el filete;
pasaba el hombre del bombón helado.


miércoles, 21 de julio de 2010

Los ánimos cambiantes (Soneto 91)


Igual que el sol alumbra incandescente
y aparece nublado al otro día;
igual que hoy está la mar bravía
y mañana descansa mansamente,

a veces se presenta el ser doliente
después de una jornada de alegría.
¿Por qué se siente el alma tan vacía
cuando debiera estar efervescente?

¿Quién gobierna los ánimos cambiantes,
que nos llevan de cúspides brillantes
a pozos de siniestra oscuridad?

¿Qué engranaje precisa lubricarse
para cambiar las ganas de apagarse
por ansias de fulgente claridad?

martes, 20 de julio de 2010

Diálogo escolar (Soneto 90)


- A ver, Federiquito, a la pizarra.
- No puedo, don Manuel, me duele el alma.
- Pon la mano, que yo te vea la palma.
- No me pegue otra vez con esa barra.

- No soporto me des tanta tabarra.
- Con usted no es posible tener calma.
- Mi indignación con mi estupor empalma.
- Encima se me enfada el muy macarra.

- Oye, chico, se agota mi paciencia.
- Pues váyase a la mierda con su ciencia.

- Esto ya pasa de castaño oscuro.
- Lo que pasa es que usted no vale un duro.

- A tu padre diré que eres muy chulo.
- Pues a usted ya le pueden dar por culo.

lunes, 19 de julio de 2010

El pendón perdido (Soneto 89)


Se ha perdido el pendón de la ciudad.
La Alcaldesa investiga quién ha sido
el autor de tan pérfido descuido.
¿Será posible dar con la verdad?

Es un hecho de suma gravedad,
pues son tres los alcaldes que han regido
y ninguno se da por aludido.
¿es posible tamaña necedad?

Pero un detalle quiero resaltar:
en dos lustros ninguno ha preguntado
dónde el pendón pudiérase encontrar.

Y ahora todo el mundo está enfadado.
¿Nadie antes notó el pendón faltar?
el asunto me tiene anonadado.

Un estrambote añado:
no es problema la falta de pendones;
en Jerez los tenemos a montones.

domingo, 18 de julio de 2010

Hacer sonetos (Soneto 88)


Fabricando sonetos me divierto,
aunque no me las doy de poeta.
Es lo mismo que hacer punto o calceta:
lo bueno es que mantengo el seso abierto.

Además, si lo hago con acierto,
logrando con afán la ignota meta,
mi corazón satisfacción discreta
siente cuando el poema está cubierto.

Alguien puede pensar que soy un loco,
pues me salgo del orden imperante
- al menos en el gremio que yo toco -.

Pero pienso seguir para adelante;
da igual que me reporte mucho o poco:
que me sienta yo bien es lo importante.

sábado, 17 de julio de 2010

El pádel (Soneto 87)


El pádel es deporte bien pensado
para el cuido del cuerpo y de la mente,
siempre que al practicarlo seas prudente,
pues si no puedes verte lesionado.

Hay quien lo juega estando en mal estado,
y comienza a pegarle muy valiente,
y al poco se convierte en un paciente
del fisioterapeuta concertado.

Fracturas, tendinitis, contracturas,
sobrecargas, roturas, torceduras,
son lesiones frecuentes en el gremio.

Pero quitando tales malos datos
normalmente se pasan buenos ratos:
con eso ya tenemos nuestro premio.

viernes, 16 de julio de 2010

Quevedo y las mujeres (soneto 86)


Al platónico amor pusiste rima,
lo mismo que al querer bajo y grosero;
al uno diste el verso más señero,
al otro basta burla y poca estima.

Desdén en la mujer es lo que prima
en tu vida de vate aventurero.
Al altar profesabas odio fiero;
el anillo te daba mucha grima.

La Ledesma parió bastardos varios
que llevaban tu sangre castellana.
Mas cumplidos cincuenta y cuatro años

respondiste a llamadas de sagrarios
y casaste con una cortesana...
que duró lo que duran cuatro baños.

jueves, 15 de julio de 2010

Diálogo de sordos (Soneto 85)


Al uno no le queda ya talante;
camina por la calle la amargura;
parece pronto el fin de su aventura;
más cerca del infierno está que Dante.

El otro va fardando de brillante,
y repite orgulloso hasta la hartura
que sólamente él muestra cordura
frente al delirio loco del farsante.

Las palabras se pierden en el viento,
la gente sólo ve poco talento
y mucha corrupción en el poder.

Ha perdido la fe en los que nos mandan,
que con dinero ajeno siempre andan,
por lo que tienen poco que perder.

miércoles, 14 de julio de 2010

Conversación de abuelas (Soneto 84)


- Hola, ¿cómo está usted, señora Pura?
- Bastante bien, señora Carolina.
- ¿Y este niño tan mono, esta ricura?
- Es mi nieto, lo llevo a la piscina.

- ¿Le saca buenas notas en lectura?
- En todo va muy bien, y en disciplina.
- No puedo presumir de igual ventura.
- ¿Y a qué viene de pronto esa llantina?

- Mi hija no me deja ver al nieto.
- ¿El que tuvo con ese vil sujeto?
- Con ese sinvergüenza y caradura.

- ¡Con todo lo que usted luchó por ella!
- Es que yo no he nacido con estrella.
- ¡No se apure, que todo tiene cura!

lunes, 12 de julio de 2010

De la infancia de Quevedo y venganza de sus cuitas (Soneto 82)


Nacido su merced en culto hogar,
mamó de las intrigas y asechanzas
que en la corte volaban como lanzas;
y sufrió cierta tara en el andar.

Cortedad muy profunda en el mirar
también hubo de ser razón de chanzas,
con merma de caricias y alabanzas,
que de otro modo tuvo que buscar.

Se vengó de un entorno tan adverso
fustigando con látigo inclemente
- con cruda prosa o lacerante verso -

lo mismo al cordobés de napia ingente,
que a la puta o poeta más diverso,
al mal juez y al letrado delincuente.

domingo, 11 de julio de 2010

Fauna quevedesca (Soneto 81)



Alguaciles que son alguacilados,
amantes, delincuentes, caballeros,
tahures de vocablos, taberneros,
médicos, escribanos, condenados.

Corregidores, jueces, abogados,
doncellas, alcahuetas, pasteleros,
abadesas, modorros, vinateros,
mentirosos, adúlteros, casados.

Ninfas del toma y daca, virgos fiambres,
clérigos cerbatanas, valentones,
tratantes de lisonjas, sonsaconas,

mercaderes, hidalgos de arduas hambres,
avaros, viejas, sastres, pobretones,
jornaleras de cópulas, busconas.

Las sátiras burlonas
de Quevedo trocaron a esta gente
en grotescas figuras decadentes.

sábado, 10 de julio de 2010

Quevedo y los médicos (Soneto 80)


No se sabe de dónde su cojera
le venía. Si fue de nacimiento
o inducida por fallo de un jumento
con cara de doctor, y con cartera.

Bien lo segundo puede ser, y fuera
de afirmar, con bastante fundamento,
si se atiende al rencor tan virulento
que a médicos mostrencos expusiera.

De jeringa y sangría motejaba
la ciencia y actuar de los galenos,
que recetaban pócimas sin traba,

para así mantener los cofres llenos
de boticarios - otro clan que odiaba -,
por cómplices en tantos desenfrenos.

viernes, 9 de julio de 2010

Vicente del Bosque (Soneto 79)


Con una crisis como la presente,
en un país con tantos perdedores,
el ejemplo y carisma de Vicente
nos permite soñar con ser mejores.

Destaca sobre todo por prudente,
por lógico y sensato entre doctores,
por ser ordenador de cuerpo y mente
de un plantel de preclaros jugadores.

Han subido a su patria la moral;
ya no somos comparsas del mundial;
creemos que podemos, y lo hacemos.

Del Bosque y sus portentos futbolistas
son personas preciadas y bienquistas;
por ellos y nosotros brindaremos.



jueves, 8 de julio de 2010

Aire difícil (Soneto 78)


Arden como rescoldos las arenas,
el aire se mastica, caldeado,
el auto incandescente, achicharrado,
la sangre casi cuájase en las venas.

Mosquitos sobrevuelan por centenas,
se seca el paladar, deshidratado,
se desmanda el efímero peinado,
y los ojos también padecen penas.

Se pierde discreción, y hasta cordura,
y si el aire perdura lo bastante,
puede incluso llevar a la locura.

Para él no hay remedio ni calmante;
sólo cabe pedir que con premura
cambie el dichoso viento de levante.

miércoles, 7 de julio de 2010

Maradona y Dios (Soneto 77)

Son muchas las figuras del balón
- según se puede ver en los partidos -
las que muestran por Dios, muy recogidos,
pública y fervorosa devoción.

Hay alguno, bajito y cabezón,
que ante los periodistas sorprendidos,
y los hinchas contrarios abatidos,
a Dios atribuyó su transgresión,

que en marcar con la mano consistió,
cuando eso en el fútbol no es legal.
Pero al cabo del tiempo fracasó

al mando de Argentina en el mundial.
¿Fue la mano de Dios la que falló?
¿O Alemania jugó fenomenal?

Maradona, muy mal:
primero al oso tienes que prender
y ya después la piel podrás vender.

 

martes, 6 de julio de 2010

El nacimiento de Quevedo (Soneto 76)

 
Tu padre, Pedro Gómez de Quevedo,
sirvió con probidad a la princesa
que por sangre era Habsburgo y portuguesa,
por suelo de la Puerta de Toledo.

Tu madre, la que te acunaba quedo,
con la reina ocupaba magna mesa,
y lo mismo trataba a una duquesa
que a cualquier dignidad sin ningún miedo.

Asomaste en Madrid, la corte oscura
de aquel rey taciturno y poderoso;
y esa corte fue escuela prematura

que instruyó tu existir en lo engañoso,
en la treta, la intriga, la impostura,
en lo hidalgo, lo ruin y lo andrajoso.

lunes, 5 de julio de 2010

Atasco veraniego (Soneto 75)


Me encuentro en un atasco bloqueado,
por detrás de un montón de domingueros,
que a su casa pensaban ir ligeros,
pero el tráfico vil los ha frenado.

Como yo voy bastante relajado,
con la radio emitiendo unos boleros,
y me da igual no ser de los primeros,
al soneto me brindo con agrado.

Me pongo a contemplar las mansas lomas,
les hago con la cámara unas tomas,
y observo con pesar y con zozobra

que al fondo de las fotos hay gigantes...
perdón: que son molinos, semejantes:
una modernidad que al cuadro sobra.

domingo, 4 de julio de 2010

La vida pasa (Soneto 74)

Todos esos sonetos de Quevedo
en que el genio español va lamentando
cómo el tiempo ha pasado cabalgando
por su vida, que no le vale un bledo,

ahora mismo los veo y los remedo,
porque siento que se me van volando,
de esa forma tan suave, tan callando,
los días para deshacer mi enredo.
 
Pues la vida, lo dijo otro poeta,
no es más que un breve día, un suspiro,
es un verte no más, y ahora no verte.

Pero uno no quiere ver la meta:
que lo mismo mañana no respiro
porque vino la indefectible muerte.


sábado, 3 de julio de 2010

Odios familiares (Soneto 73)


Qué será lo que incuban nuestras mentes
en los años de infancia y juventud
que al lograr nuestra edad la plenitud
los odios familiares son frecuentes.

En cuanto que los padres son ausentes
los hijos endurecen su actitud
y suelen alcanzar gran magnitud
las fobias entre hermanos y adyacentes.

Resucitan pretéritos rencores
a raíz de los hechos más triviales,
manifiestan agravios anteriores,

se desgarran los cuellos cual chacales,
se convierten en seres bramadores
y destrozan sus lazos parentales.

viernes, 2 de julio de 2010

El asador de pollos (Soneto 72)


Del trabajo he salido cabreado,
después de una mañana de calor,
a causa de que no marcha el motor
del aire, que se encuentra escacharrado.

Un pollo preparado me he comprado
al pasar por un próximo asador,
y allí estaba, detrás del mostrador,
un hombre en apariencia afortunado.

Pues sacaba del fuego abrasador
el pollo, en sazón y bien dorado,
lo trinchaba, con aire encantador,

lo entregaba, sonriendo con agrado,
lo cobraba, con gozo y buen humor,
y te daba un adiós alborozado.

Y yo tan fastidiado…
Decidí que aunque fuerte es el ardor,
ni una queja saldrá de mi interior.

jueves, 1 de julio de 2010

Echar las culpas a otros (Soneto 71)


Es ya casi un deporte nacional,
que practican políticos fulleros,
amén de muchos pícaros banqueros,
en el momento que les viene mal.

Se trata de mentar ante el fiscal
a pringados - si muertos, los primeros -,
culpándoles de robos de dineros
o de algún otro hecho criminal.

Si falta dinerario es el contable
el que carga con una culpa ajena
que le endosa su jefe miserable.

Igual que el mal edil nunca se frena
de hacer a un funcionario responsable
para evitar sufrir una condena.