Gracias, Señor, por aceptar tu sino
sabiendo que la ofensa y la tortura
iban a ser tu cáliz de amargura
en aquel lóbrego y fatal camino.
Gracias por asentir al plan divino,
que comprendía la crucial ventura
de tu martirio, muerte y sepultura
por amparar nuestro postrer destino.
Gracias porque eres Dios, y siendo humano,
tu sangre derramaste generosa
para volver tu Cielo más cercano
al hombre que, con mano temblorosa,
escribe un verso tímido y liviano
ante tu Cruz doliente y misteriosa.
De nota la Semana santa, esta ya presente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas tardes, Jhohn
ResponderEliminar¿Qué tal está? Espero que de maravilla (según infiero de sus sonetos). Quiero felicitarle por sus versos y agradecerle la información sobre el nuevo blog sonetero. Le dejo aquí uno de mis sonetos preferidos. Un abrazo.
ECCE HOMO
En calidad de huérfano nonato,
y en condición de eterno pordiosero,
aquí me tienes, Dios. Soy Blas de Otero,
que algunos llaman el mendigo ingrato.
Grima me da vivir, pasar el rato,
tanto valdría hacerme prisionero
de un sueño. Si es que vivo porque muero,
¿a qué viene ser hombre o garabato?
Escucha cómo estoy, Dios de las ruinas.
Hecho un cristo, gritando en el vacío,
arrancando, con rabia, las espinas.
¡Piedad para este hombre abierto en frío!
¡Retira, oh Tú, tus manos asembrinas.
¡No sé quién eres tú siendo Dios mío!
Más sonetos que quiero compartir con usted, Jhon.
ResponderEliminar*MANUEL ALCANTARA
DIOS
Creer en Dios es nieve y se derrite
sobre el hombro cansado de la espera.
Creer en Dios, ¡ay Dios!, que fácil era,
pero el eco de Dios no se repite.
Dando traspiés el alma , caes y te
levantas, ¡qué remedio!, y ni siquiera
duele. ¿Dónde anda Dios? Si lo supiera...
Y Dios sigue jugando al escondite.
Esperemos. Silencio de Dios suena
en la oquedad del hombre. Siegan hoces
de frío el frágil vuelo de aquel ave
que distraía el paso a la cadena.
Tengo miedo y escucho. Suenan voces.
Serán de Dios. No sé. Cualquiera sabe.
CARNET DE IDENTIDAD
Nadie avisó. Más tarde o más temprano
se supusieron que lo aprendería.
Nadie me dijo: riega a la alegría,
los muertos son terreno de secano.
Todo lo que me importa está lejano.
Si yo hubiera sabido a qué venía
os juro que vivir- yo que sabía
no me hubiera ganado por la mano.
Me dijeron vivir a quemarropa:
siglo XX -acordaron-, en Europa,
en Málaga, en enero y en Manolo.
Todo lo dispusieron: hambre y guerra,
España dura, noche y día, tierra
y mares... luego me dejaron solo.
VUELTA A LA MAR DE MALAGA
(Rincón de la victoria)
Vine a la mar dudando si estaría
donde yo la dejé: junto a la raya
donde la espuma eventual acalla
su antigua discusión con la bahía.
Llegué a la mar. Estaba todavía.
Ella lo mismo y yo distinto. Vaya
una cosa por otra y, por la playa,
vayan los dos en busca de aquel día.
Vine a la mar y me encontré en la arena
-niño llevando cubos a la pena
y palas a la orilla del verano-.
Me hice a la mar, estando hecho al recuerdo,
por perderme otra vez como me pierdo
junto al que fui, cogidos de la mano.
RADIOGRAFIA
Detrás del bien urdido parapeto
de músculos, tejidos y alegría;
tras la provisional cristalería
de las venas, reside, hondo, el secreto.
¡Qué vocación de muerto en mi esqueleto!
En el cliché de la radiografía
he visto al que seré - quién sabe el día -
el día en el que Dios me ponga el veto.
Me vive en la extensión roja y espesa
un vertical difunto ensimismado,
un huésped mineral de la ternura.
No es que me importe, pero que sorpresa
que me flote en la sangre un ahogado,
que esté de pie y que tenga mi estatura.
SONETO PARA PEDIR PERDON
Vean que el hombre es ciego y viene un viento
y yo no sé qué pasa que se queda
suplicando una mano, una moneda,
una mirada cerca del aliento.
Cada vez que me miro me arrepiento.
La vida, ya se sabe, siempre enreda.
Total: que es muy difícil que uno pueda
ir más allá de su arrepentimiento.
Vean que el hombre e ciego y, de improviso,
pierde pie, corazón o mano izquierda,
y acaba resbalando en lo más liso.
Puede pasarle a todo el que camina.
Puede pasarle, incluso, que se pierda,
sin ir más lejos, al doblar la esquina.
*RAFAEL ALBERTI
ResponderEliminarENTRO, SEÑOR, EN TUS IGLESIAS...
Entro, Señor, en tus iglesias... Dime
si tienes voz, ¿por qué siempre vacías?
te lo pregunto por si no sabías
que ya a muy pocos tu Pasión redime.
Respóndeme, Señor, si te deprime
decirme lo que a nadie le dirías:
si entre las sombras de esas naves frías
tu corazón anonadado gime.
Confiésalo, Señor. Sólo tus fieles
hoy son esos anónimos tropeles
que en todo ven una lección de arte.
Miran acá, miran allá, asombrados,
ángeles, puertas, cúpulas, dorados...
y no te encuentran por ninguna parte
VIDA POETICA
Siempre andar de bajada o de subida.
Entrar, salir y entrar... Ir al mercado.
¿a cómo están los huevos? ¿Y el pescado?
Se va en comer y descomer la vida.
Ir a los templos, ya la fe perdida.
Sentirse el alma allí gato encerrado.
Volver al aire... Beber vino aguado...
Ir al río... Y de nuevo, a la comida.
Leer el diario y lamentar que todo
si no es papel higiénico es retrete,
crimen, vómito, incienso, servilleta.
Llorar porque no ha sido de otro modo
lo que ya se fue en panza y en moflete...
ésta en Roma es la vida de un poeta.
SI PROIBISCE DI BUTTARE IMMONDEZZE
Cáscaras, trapos, tronchos, cascarones,
latas, alambres, vidrios, bacinetas,
restos de autos y motocicletas,
botes, botas, papeles y cartones.
Ratas que se meriendan los ratones,
gatos de todas clases de etiquetas,
mugre en los patios, en los muros grietas
y la ropa colgada en los balcones.
Fuentes que cantan, gritos que pregonan,
arcos, columnas, puertas que blasonan
nombres ilustres, seculares brillos.
Y ante tanta grandeza y tanto andrajo,
una mano que pinta noche abajo
por las pareces hoces y martillos.
PASQUINADA
Te quiero imaginar, señor Pasquino,
como siempre, lanzando puteadas,
siendo hoy el blanco de tus pasquinadas
un tal Alberti que hasta Roma vino.
-Dicen que es español, que es florentino,
que de andar las pelotas tiene hinchadas
y que expuestas serán y subastadas
desde Piazza Navona al Aventino.
Dicen que viene con las pretensiones
de coronarse emperador romano
y sentarse en la silla gestatoria.
Y que para evitar aclaraciones
anda con una loba en una mano
y en la otra mano una jaculatoria.
-Basta, señor Pasquino, porque advierto
que lo que me atribuyes es muy cierto.
A UN CAPITAN DE NAVIO
Sobre tu nave-un plinto verde de algas marinas-,
de moluscos, de conchas, de esmeralda estelar,
capitán de los vientos y de las golondrinas,
fuiste condecorado por un golpe de mar.
Por ti los litorales de frentes serpentinas,
desenrollan al paso de tu arado un cantar:
-Marinero, hombre libre, que las mares declinas,
dinos los radiogramas de tu estrella Polar.
Buen marinero, hijo de los llantos del norte
limón del mediodía, bandera de la corte
espumosa del agua, cazador de sirenas;
todos los litorales amarrados, del mundo,
pedimos que nos lleves en el surco profundo
de tu nave, a la mar, rotas nuestras cadenas.
Vaya cantidad de sublimes sonetos !!
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