miércoles, 31 de agosto de 2011

La letra U (Soneto 498)


El cucurrucucu de la paloma
es la única palabra que contiene
a esa letra que un par de cuernos tiene
cinco veces en una sola toma.

Es apta para serio y para broma,
al susto repetida le conviene,
para tratar de tú muy bien que viene,
y compone diptongo en el glaucoma.

Cuatro veces está en tuturutú,
que es así como suena la corneta;
tres veces se presenta en curucú,

un ave trepadora y pizpireta;
y una sola aparece en ambigú,
donde puedes comerte una croqueta.



martes, 30 de agosto de 2011

Se acercan los quinientos (Soneto 497)


A punto de llegar a la mitad
de un millar de sonetos publicados
sobre los argumentos más variados
a base de paciencia y terquedad,

quisiera agradecer la caridad
de amigos, familiares y allegados,
y de los seguidores agregados
que asoman a mi blog con gratuidad.

Son ellos los que nutren mi energía,
fomentan que me inspire cada día,
agrandan con su obsequio mis alientos;

mantienen mi vigor reconfortado,
y con cariño y constancia me han llevado
al mágico esplendor de los quinientos.


lunes, 29 de agosto de 2011

Interlocutores (Soneto 496)


No sé qué me genera más hartura:
la gente que me cuenta sus hazañas,
por lo común chorradas y patrañas
narradas sin medida ni cordura;

o los que me relatan su amargura,
brindándome la hiel de sus entrañas,
haciendo de una loma cien montañas
y escupiendo rencores sin mesura.

¿Y el que sabe de todo lo divino,
y también de lo humano y terrenal,
y me toma por cándido o por tordo?

Yo no puedo con tanto bizantino,
ni con tanto fanático banal:
menos mal que me estoy quedando sordo.

domingo, 28 de agosto de 2011

Mi amigo Tori me debe una paella (Soneto 495)


Mi amigo Victorino, el castellano,
que sabe de amistad un rato largo,
arribó este verano con letargo,
como andando un pelín a contramano.

Y aunque su regocijo fue mediano
cuando lo de aquel chivo con recargo,
me he quedado con un molesto cargo
por no haberle sentido tan ufano.

Así que le dedico este soneto,
esperando que le haga buen tilín,
y le mando un mensaje muy concreto:

que no se va a librar el malandrín
de cocinarnos un arroz completo,
que para ello yo pongo mi jardín.




sábado, 27 de agosto de 2011

La siguiriya (Soneto 494)

 
Una tristeza al aire desolado,
nacida de un perpetuo sufrimiento;
una copla de hiel, llanto y lamento,
un ardor en el alma atravesado.

Un räsgueo rotundo, atribulado,
al compás de una fragua a fuego lento;
palmas sordas que cantan en el viento
el dolor, la desgracia y el pecado.

Cantas por siguiriya, buen gitano,
tus pesares de siglos de cadenas,
tus pasos extraviados a trasmano.

Cantas por ventilar tus hondas penas,
el enigma imposible de tu arcano,
la sangre fugitiva de tus venas.


viernes, 26 de agosto de 2011

Reforma de la Constitución (Soneto 493)


Ya tiene que estar mal la situación
para que dos partidos tan opuestos,
siempre a la gresca y a la bronca prestos,
acuerden, sin apenas discusión,

la reforma de la Constitución
para estabilizar los presupuestos,
que aparecen ahora descompuestos
en las cuentas de la Administración.

Ojalá que ese acuerdo acelerado
sirviera como punto de partida
a pactos que sacaran al Estado

de algunos callejones sin salida,
sin tener que venir ello ordenado
por una canciller gorda y crecida.


jueves, 25 de agosto de 2011

12 limones (Soneto 492)


Doce limones tiene el limonero:
doce limones verdes que han brotado
después de cosechar aquel primero
que me tuvo expectante y preocupado.

Son promesa de luz para el futuro,
esperanza de un ácido presente
que cada uno verá cuando maduro:
¡Amarillo bendito y refulgente!

Y otra vez tengo que alabar las manos
que lo cuidan atentas y amorosas;
aquellas que mantinene tan lozanos
al ficus, los jazmines y las rosas.

Ay, jardinera, que las plantas riegas:
cuánto laboras, amas y te entregas.

(Ver soneto 441)


miércoles, 24 de agosto de 2011

Gadafi resiste (Soneto 491)


¡Pero cuánto resiste un dictador!
Tantos años dorando su bajura
le engañan de su propia catadura:
la del vil y sangriento embaucador.

Que no quiere bajarse el represor
del pedestal de sádica impostura
donde asentó su hiel y su amargura:
y como siempre encuentra un defensor...

Es la ley de los siglos que pasaron
y de aquellos que quedan por pasar:
mataron, despojaron, saquëaron,

violaron lo que hubiera que violar;
pero al cabo por siempre se encontraron
con un pueblo que quiere respirar. 



martes, 23 de agosto de 2011

La Duquesa se casa por fin (Soneto 490)

Novios oficiales

La duquesa está alegre, ¿qué tendrá
la duquesa? ¿Sus hijos la han llevado
de paseo? ¿Será que ha toreado
Curro Romero de nuevo quizá?

Pues no. Que lo que tiene llegará
en octubre, según comunicado
ducal, que dice que será en privado
todo el ceremonial, que contará

con los hijos que tiene la duquesa,
sus anteriores nueras y su yerno
Francisco; y ya no más en esa mesa

que la Tello, un médico de interno,
y un fotógrafo de la prensa fresa:
¡qué bodorrio más púdico y más tierno!

lunes, 22 de agosto de 2011

Strauss-Kahn, no culpable (Soneto 489)



En una democracia ponderable
se debe defender con uña y diente
que todo ciudadano es inocente
mientras no se demuestre que es culpable.

Eso es un aforismo incuestionable,
pero hasta el individuo más prudente
se deja sorprender por la corriente
y acusa sin soporte razonable.

Así fue mi conducta con quien fuera,
de forma, al parecer, poco fundada,
denunciado por una camarera.

Strauss-Kahn, poderoso camarada:
le pido mil disculpas por mi entera
metedura de pata consumada.

(Ver soneto 395)





domingo, 21 de agosto de 2011

Pandillas veraniegas (Soneto 488)


Pandillas quinceañeras de verano:
misterio, exploración, descubrimientos,
comunión de encontrados sentimientos,
anhelo apasionado y becqueriano.

El amigo que se hace fiel hermano,
los brotes iracundos y violentos,
la huida de severos reglamentos,
dos almas caminando de la mano.

La vida se entrëabre, se destapa,
se pega al corazón como la lapa,
sale al encuentro del rapaz dormido.

Se comparten la risa y la grandeza,
el tumulto, el desorden, la pereza
el miedo, el resquemor y el sinsentido.




sábado, 20 de agosto de 2011

Moros en la playa (Soneto 487)


La playa ve pasar seres morenos
que farfullan la lengua torpemente,
pugnan con el levante y el poniente,
y los brazos de telas llevan llenos.

Son los menesterosos sarracenos,
desterrados del negro continente,
implorantes del gesto de la gente
que disfruta paraísos tan ajenos.

Los llaman las mujeres veteranas,
igual que las muchachas más tempranas,
por ver de conseguir algunas gangas.

Y ellos muestran su género barato,
tal vez imaginando todo el rato
que su cielo estará lleno de tangas.

viernes, 19 de agosto de 2011

Mou vuelve a las andadas (Soneto 486)


Vergüenza, indignación, pena y sonrojo
me produjo la acción del portugués,
ese gesto gamberro y descortés
de introducir un dedo por el ojo

cuando Marcelo, con brutal enojo,
a Fábregas le entró con los dos pies,
con gran riesgo para el barcelonés
de quedarse lisiado o paticojo.

¿Seguirá defendiendo Florentino
a este tipo altanero y tarambana?
Si es así, quizás cambie mi destino

y me apunte al equipo azul y grana,
que juega con destreza, genio y tino,
y en los últimos tiempos siempre gana. 



jueves, 18 de agosto de 2011

Que viene el Papa (Soneto 485)


Viene el Papa en olor de multitudes
en visita de tono pastoral,
a decirles aquello que está mal
a gran pluralidad de juventudes.

Veremos cuáles son las actitudes
que se ven en el púlpito papal,
porque si se repasa el historial,
en la última surgieron inquietudes.

Y que conste que me es indiferente
que el Obispo de Roma se presente
a cursar su mensaje respetable.

Igual que no me importa que se invierta
dinero del común de forma abierta,
después de tanto gasto impresentable. 

miércoles, 17 de agosto de 2011

El cuerno de África (Soneto 484)


Hace nada contaba en mi cuaderno
la gran fiesta del chivo a la parrilla,
que en un tris de jolgorio y desgobierno
monté con mi bucólica pandilla.

Hoy me paro en el cuerno desolado,
con sus guerras, sus pestes, sus  hambrunas,
y siento que las cuentas del asado
aparecen molestas e importunas.

Porque fui aleccionado en ser culpable
de las grandes tragedias del planeta;
y aunque no me reputo responsable

de la muerte por hambre o metralleta,
siempre llevo ese poso insoportable
de una culpa manida y obsoleta.




 

martes, 16 de agosto de 2011

El toro Ratón (Soneto 483)


Lleva tres muertos el pugnaz Ratón,
ese toro que se hizo tan famoso
por atemorizar, de coso en coso,
a todo el que se pone vacílón.

Su dueño se encontró con gran filón,
pues con ser muy artero y peligroso,
es por ello tasado más valioso,
y el pueblo lo reclama con pasión.

¿Quién es más insensato y asesino:
el astado que embiste por instinto,
el borracho que salta enardecido,

el dueño del mortífero bovino,
el público que brama en el recinto,
o el gobernante estólido y podrido?




lunes, 15 de agosto de 2011

La fiesta del Chivo (Soneto 482)


Quince amigos quedamos en Las Mesas
- la que fuera Asta Regia del Imperio -
para ofrecer un homenaje serio
a nuestras panzas ávidas y obesas.

Danzando ya en el aire las pavesas,
y el chivo despiezado con criterio,
montamos un simpático sahumerio
con sardinas, el chivo y otras presas.

Piriñaca, tapines rebozados,
endibias con relleno nutritivo,
chorizos de la Pampa acalorados,

fueron el redundante aperitivo
- con Tío Pepe cabalmente regados -
que precedió al sustancioso chivo.

Y sin mediar motivo,
como nos pareció poco la cena,
nos fuimos al ferial de Trebujena.




viernes, 12 de agosto de 2011

La guitarra de Moraíto (Soneto 479)


La sonanta presume de silueta,
vuela al cielo pletórico un punteo,
crece sugeridora la falseta
y se embriaga la mano en el rasgueo.

Suena pura, fragante, cristalina:
el bordón rumorea lastimero,
canta el arpegio un aire que ilumina
y tiembla desde el puente al clavijero.

Llenó los aires de color y hondura;
de gracejo, destreza y apostura
en el patio, la peña o el tablao.

Y esa guitarra, huérfana temprana,
se pregunta, llorosa y jerezana,
dónde se fue su dueño, el buen Morao.

 

jueves, 11 de agosto de 2011

Adiós, Moraíto Chico (Soneto 478)



Hoy me siento flamenco entristecido,
al saber que seis cuerdas han callado,
diez dedos sobre un pecho se han cruzado,
el brillo de dos ojos se ha perdido.

Porque el gitano bueno se ha vencido
al tumor que le tuvo encarnizado:
¡Cuánta gente de bien ha desgraciado
ese asesino cruel y empedernido!

¿Cómo puede morir tanta cadencia?
¿Cómo pueden quedar inertes, frías,
las manos que supieron de la esencia
del toque y el compás por bulerías?

¡Cuánto llora Santiago por tu ausencia;
cómo quedan sus calles de sombrías!




miércoles, 10 de agosto de 2011

Mis vacaciones (Soneto 477)


Me dedico a gozar las vacaciones
- que procuro pasarlas ignorante
de todo lo que sea estomagante
o produzca torcidas impresiones -

alternando contrarias posiciones:
por una lado me muestro intemperante
cuando tengo comida por delante,
de modo que no paro de atracones;

y por otro procuro dar un corte,
a tanta comilona bullanguera,
haciendo diariamente algún deporte;

aunque pienso que, de cualquier manera,
no creo que al lector mucho le importe
si estoy de comilona o borrachera.


martes, 9 de agosto de 2011

Con lo bien que íbamos con el poniente... (Soneto 476)


Llegó el levante con su ventolera,
el niño caprichoso impertinente,
la mosca cojonera recurrente,
la cerveza caliente en la nevera;

la sombrilla que salta volandera,
el ramaje frenético, crujiente,
el aire pegajoso, incandescente,
el portazo que asusta y desespera;

la noche que se pasa en duermevela,
el humor que se tuerce y se rebela,
el sudor que se encaja sempiterno...

Que en llegando los días de levante,
es cuando más molesto y blasfemante
añoro los rigores del invierno.


lunes, 8 de agosto de 2011

Mi jardinera (Soneto 475)


 Qué bien cuida el jardín mi jardinera:
el hibisco, la yuca, el limonero,
el ficus benjamina, la cheflera,
las rosas, las petunias y el romero.


Ella planta, fumiga, poda, riega
y abona con solícita constancia;
y con cariño, pundonor y entrega,
es reina del color y la fragancia.


La ipomea, las calas, el jazmín,
el geranio y la fresca yerbabuena,
 hacen lucir lozano mi jardín
por los cuidados de una dama buena.


Que igual que se desvela por la flor,
a mí me da dulzura, paz y amor.


 

domingo, 7 de agosto de 2011

Paseos en bicicleta (Soneto 474)


Por la tarde nos vamos de paseo
por senderos de adelfas y lavanda,
formando alegre y afanada panda
que practica prudente pedaleo.

Concentrado y atento a cuanto veo,
aspiro el aire que aromoso manda
efluvios dulces a mi ilustre banda,
encendiéndome el duende y el deseo.

El peral, el olivo, la chumbera,
la buganvilla, el algodón, la higuera,
proclaman orgullosos sus verdores.

El lentisco, el romero, los pinares
y el jazmín nos despojan de pesares,
con sus limpios y cálidos olores.


sábado, 6 de agosto de 2011

Retraso culpable (Soneto 473)


Disculpen mis atentos seguidores
este retraso en colocar el texto,
que ni la vacación ni los calores
constituyen excusa ni pretexto.

Aunque si la cuestión se considera
a la luz del derecho laboral,
debiérase buscar una manera
de cumplir el deber vacacional.

Pues con esto de ser el blog dïario
no descanso domingos ni feriados,
ni tengo, como tiene el operario,
treinta días sin tajo y abonados.

¡Proclámese el reposo sonetero;
el mismo que disfruta todo obrero!

viernes, 5 de agosto de 2011

Y aún dicen que el pescado es caro (Soneto 472)


Siguen yendo a la mar estas menguadas
naves, que no son más que cascarones
que se enfrentan en tantas ocasiones
al peligro de fieras marejadas.

Se ven sus dotaciones afanadas,
trajinando maromas y rezones,
suspirando entre dudas e ilusiones
por unas aguas calmas y atestadas.

Me viene a la cabeza, cuando veo
a estos hombres en álgido ajetreo,
el cuadro del Sorolla más preclaro;

el que expone un maltrecho marinero
herido por el ponto traicionero:
y luego dicen que el pescado es caro.



jueves, 4 de agosto de 2011

Zapatero, Doñana, la prima de riesgo... (Soneto 471)


En Sanlúcar se planta el Presidente
por sus "bien merecidas vacaciones",
y a la vista de tantos apretones
se vuelve a su despacho de repente.

Que la prima de riesgo está candente,
y por culpa de hacernos remolones,
los que compran y venden las acciones
nos llevan a la quiebra falazmente.

Mejor que ya no vuelva Zapatero
y se olvide del Coto de Doñana,
no se vaya a cruzar, él tan ligero,

con un ave, del norte o africana,
que manifieste ser de mal agüero
y ya mismo se joda la marrana.





miércoles, 3 de agosto de 2011

La prisión de Puerto III (Soneto 470)


Entre campos de gualdos girasoles,
a la diestra, según se va a la playa,
se encuentra emparedada la canalla,
la escoria de los predios españoles.

Al menos estos son los francos roles
que asignamos, en la mundial batalla,
a los que parapeta la muralla
penados a privarse de los soles.

Yo creo que pasa, igual que en la locura,
que dentro no están todos los que son,
ni todo lo de dentro es torcedura.

¡Cuánto robo, violencia y extorsión
quedan libres de celda y cerradura,
mientras purga un ingenuo en la prisión!




martes, 2 de agosto de 2011

Elogio del camarero (Soneto 469)


Qué cantidad de vidas, camarero,
pasan por tu sonrisa generosa,
tu mirada radiante y hacendosa,
tu pararte y templar, como un torero.

Cuánta felicidad bajo tu fuero:
libando de la copa generosa,
degustando la tapa clamorosa
charlando con el justo compañero.

Ya sé que alguno peca de ordinario,
grosero, descarado o insolente;
pero yo sobrepongo lo contrario:

pues tengo por común y más frecuente
que tu trato es genial y extraordinario
con la gran mayoría de la gente.





lunes, 1 de agosto de 2011

Oda a la cerveza (Soneto 468)



Oh, campo celebrado de cebada,
marítima llanura de olas pardas:
en tus espigas y tus cañas guardas
la esencia de la caña más amada.

Oh, masa de almidón esperanzada,
que tu coyunda con el agua aguardas,
y una vez desposada ya no tardas
en alumbrar tu prole fermentada.

Oh, lúpulo, perenne y trepador,
compañero de aguda gentileza
que le entregas prestancia y amargor.

Oh, nevado penacho de pureza,
que coronas de júbilo y frescor
el ambarino vaso de cerveza.