lunes, 1 de agosto de 2011

Oda a la cerveza (Soneto 468)



Oh, campo celebrado de cebada,
marítima llanura de olas pardas:
en tus espigas y tus cañas guardas
la esencia de la caña más amada.

Oh, masa de almidón esperanzada,
que tu coyunda con el agua aguardas,
y una vez desposada ya no tardas
en alumbrar tu prole fermentada.

Oh, lúpulo, perenne y trepador,
compañero de aguda gentileza
que le entregas prestancia y amargor.

Oh, nevado penacho de pureza,
que coronas de júbilo y frescor
el ambarino vaso de cerveza.




2 comentarios:

  1. Precioso soneto en homenaje a nuestra rubia amiga, tan deseada y consumida en los calores veraniegos.
    Que seria de nosotros sin una buena jarra, de ese expendido y rubio liquido, que calma nuestra sed de forma tan sabrosa.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Nunca se me hubiera ocurrido algo tan tierno mirando una caña. Y con lo rica que está ahora en verano.
    En fin, que la miraré con más respeto la próxima vez que la tenga delante.

    ResponderEliminar