martes, 5 de marzo de 2013

Más al modo de los místicos

 
 
En un mundo de Gólgotas minado
inmolamos al Cristo cada día
cuando seguimos una falsa guía
que no lleva a la Cruz, sino al pecado.
 
Y el Cristo, tantas veces inmolado,
vuelve a sufrir la vil y atroz sangría
para sanar nuestra razón baldía
y dejar nuestro yerro perdonado.
 
Gracias, Señor, por dispensar clemencia
a cambio de flaquezas y maldades;
por limpiar de pesares mi conciencia,
 
por borrar mis porfiadas deslealtades,
y por darme tu luz y tu presencia
en esa Cruz de todas las verdades.