Llega la primavera, arrolladora
de los aires henchidos de agonías,
esparciendo dispares energías
en el alma confusa y urdidora.
Se instalan los aromas opresores,
Se instalan los aromas opresores,
los árboles entonan sinfonías,
y regala el jardín las armonías
de infinita camada de colores.
Es la vida que clama y que renace,
Es la vida que clama y que renace,
después de ver sus granos fermentar;
y al igual que el retoño, cuando nace,
el llanto es lo primero en respirar,
la estación, que acongoja y satisface,
nos pone en arduo trance de llorar.
Estación extraña y que desde luego altera, pero que nos hace dejar atrás el triste invierno.
ResponderEliminarPara mí siempre bienvenida.
Y además como siempre, con fechas marcadísimas.
Un 21 de marzo me casé. Y un 21 de marzo, mi padre murió.
Ahora entro en ella con ganas de que me traiga bonanza.
Siempre comento el tema de tu soneto, pero que quede claro, por encima de todo, que lo me gusta es el soneto en sí mismo, que es lo que tu te curras un rato largo, porque la primavera seguirá siendo espectacular siempre, pero tu soneto la adorna aún más.
Saludos
En primer lugar, feliz primavera.
ResponderEliminarEl soneto precioso, lleno de luz y alegría como nuestra primavera, pero hay que dejar claro que es la peor época para muchos de nosotros por otros motivos.
Un abrazo
Precioso soneto, canto a la primavera, mi estación preferida todo renace con fuerza y uno intenta hacer lo mismo poniendo mucho ainco.
ResponderEliminarUn abrazo.