domingo, 15 de agosto de 2010

Once palabras de mi infancia (Soneto 116)


Nuestra lengua es dinámica y abierta,
de manera que el habla nos varía;
y así lo que en mi infancia procedía
ahora ya parece lengua muerta.

El zaguán se llamaba casapuerta,
la canica bolindre se decía;
una hucha llamábase alcancía;
alcaucil: alcachofa de la huerta.

Piriñaca ha cambiado a picadillo;
un quinqué era entonces reverbero;
la pinza de la ropa era palillo.

Almocafre traía el jardinero;
el anafre igualaba al infernillo,
y el armario con ropa era ropero.

3 comentarios:

  1. Anónimo11:07

    Muy bueno, es una pena que se olviden esas palabras que en nuestra infancia eran cotidianas y ahora los más pequeños ni la conocen.

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  2. Anónimo11:14

    Muy bueno

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  3. Costa Ballena11:16

    Muy bueno

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