viernes, 11 de marzo de 2011

¡Que vienen los pregoneros! (Soneto 325)


Ya están dispuestos a llenar el aire
de ripios que postulan como rimas,
con piezas que pretenden ser las cimas
de la piedad, el arte y el donaire.

No te tomes mi escrito por desaire,
pregonero que al antealtar te arrimas,
y proclamas, ensalzas y sublimas
las pasionales penas y desgaires.

Porque yo no critico tu fervor,
ni enjuicio tu tenaz grandilocuencia,
ni quiero que me tengas por censor.

Ocurre que tamaña concurrencia
me produce irritante resquemor:
¡lo que a mí me molesta es la insistencia!

(Ver soneto 323)

3 comentarios:

  1. ¿Y tu crees que se merecen tu soneto?
    Pues si no te gusta el pregonero, creo que no.
    Eso como siempre, es según te caiga.

    Un abrazo

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  2. Todos podemos ser pregonaeros de nuestra razón y no muchos estar de acuerdo con ello. Hay quien habla más de la cuenta y miente más que parpadea, pero así es la vida y hay que huir de esos pregoneros mentirosos.

    Bonito soneto, como todos los tuyos. Tienes arte como dicen en nuestra tierra.
    Un abrazo

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  3. Yo no le doy ningún merito al pregonero profesional, que si lo sigues siempre dicen lo mismo, las mismas frases los mismos trucos, es una profesión como otra, ni mas ni menos.

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