Volvió a temblar la tierra bajo el mar
blandiendo de su fondo inmensa ola,
que fue sembrando espanto, en carambola,
como trágico juego de billar.
Diez mil vidas se acaban de borrar
por la fuerza feroz que desarbola,
destruye, desmantela y descontrola
sin freno ni piedad al arrasar.
Lloramos la desgracia de Japón,
que vuelve a depararnos la ocasión
de comprobar lo leve que es la vida.
El universo rige la batida;
y si el átomo juega la partida
¿vendrá con más dolor la destrucción?
Que poca cosa somos ante la naturaleza, esta periódicamente nos pone en nuestro sitio.
ResponderEliminarToda mi solidaridad con el sufrido pueblo japones.
Un abrazo.
¿Cómo lo haces? ¿cómo puedes ensartar las palabras contando las sílabas, para poner de manifiesto la actualidad cada día?.
ResponderEliminarMe sorprendes cada día.
Y de Japón, creo que poco queda por decir. Sólo esperar que puedan controlar las nucleares para no aumentar más el dolor
Un abrazo