domingo, 6 de marzo de 2011

Comida opípara con amigos (Soneto 320)


Olivas aliñadas, queso viejo,
oloroso, cerveza, tinto o fino,
pusieron el gaznate en el camino
de meter lo que vino en el pellejo.

Que fueron alcachofas excelentes,
boquerones rellenos de jamón,
y antes de que llegara el colofón,
pimientos del piquillo sorprendentes.

El plato fuerte fueron unas fabes
que entraron barajadas en la panza
con setas y sabrosas codornices.

Y en el postre de dulces fueron claves
los pocitos, primor de La Esperanza,
con lo cual acabamos muy felices.

(Ver soneto 245)


3 comentarios:

  1. No me estraña que acabarais muy felices después de esa opipera comida, quien no.
    Envidia me dais.

    Estoy de vacaciones por Alicante y luego a las Fallas en Valencia, de todas formas intentare hacerte los comentarios y no perderme ninguno de tus sonetos, aunque sea con algo de retraso.
    Un abrazo.

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  2. Pues sí, no hay nada mejor que una comida entre amigos...charlas, risas y hasta arrina de comer.
    Admiro que de cualquier cosa haces un bello soneto.

    Un abrazo

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  3. He cenado hace un rato. Menos mal, porque si no, creo que hubiera vuelto a la cocina, y me hubiera comido a Dios por los pies.
    Vaya fiestón que os montasteis, como para no acabar felices.
    Ese es uno de los placeres de la vida, y como tal hay que disfrutarlo.

    Un abrazo.

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