A ver quién me supera esta tortilla
que acabo de freír para la cena.
A falta de jamones de Aracena,
¿qué mejor que esta simple maravilla?
Hacerla no es ninguna pesadilla:
con aceite bueno y limpio se faena,
de patatas de Sanlúcar va rellena,
y puede comer toda la cuadrilla.
Barata, suculenta, nutritiva,
autóctona, fetén, universal,
es santo y seña de la España altiva,
que se ofrece al foräneo comensal
para gozo de su alma gustativa
Vaya pinta que tiene esa tortilla. Con lo que me gusta.
ResponderEliminarAfortunadamente, me sale bastante bien. Y desde luego que se merece ese soneto.
Habría que hacer un monumento a quien se le ocurrió esa mezcla tan simple y portentosa.
Mmmmmmm, llega el olorcito hasta aquí, venga, ¡a cenar!