Antonio y Pepa fueron a Madrid,
para salir de puente a tierra extraña,
y al final se quedaron en España
por culpa del perverso y vil ardid,
que en su lucha han usado en mala lid,
esos controladores que dan caña
eligiendo el momento que más daña:
ahí de la cuestión se encuentra el quid.
El asunto es también de muy mal fario,
y nadie les dará satisfacción
por haber soportado este calvario.
Aunque el martes tendremos la ocasión,
según marca oportuno el calendario,
de que olviden del todo el sofocón.
Aquí la explicación:
en la víspera de la Inmaculada
tenemos la zambomba programada.
El que decidió, después de meses y meses de negociaciones con un colectivo tan prepotente, sorprender con un órdago la víspera de un puente masivo, se lució.
ResponderEliminarGobernar es, también, ser prudente.
Pienso igual como tu amigo "anónimo"...a quién se le ocurre dar esas misivas justo el mismo día que comienza un puente masivo?
ResponderEliminarHecha la pregunta y casi contestada.
Un saludo