El lazo libanés en los cajeros,
el virus que se carga la memoria,
el asalto con nula escapatoria,
el riñón que te quitan los rateros,
son avisos, sombríos y agoreros,
son avisos, sombríos y agoreros,
que nos mandan de forma intimatoria
aquellos que se tragan toda historia
que les llega del modo más ligero.
Contumazmente tres amigos míos
me advierten a través de mi correo
de los más pavorosos desvaríos.
Debieran ya saber que no les creo
y evitarme sus lúgubres envíos,
pues los mando ya siempre de paseo.
aquellos que se tragan toda historia
que les llega del modo más ligero.
Contumazmente tres amigos míos
me advierten a través de mi correo
de los más pavorosos desvaríos.
Debieran ya saber que no les creo
y evitarme sus lúgubres envíos,
pues los mando ya siempre de paseo.
Ufff esos correos son la leche...siempre advirtiendo de algo o a lo peor mandar una cadena de ellos porque de lo contrario te saldrá todo mal. Tú ni caso.
ResponderEliminarUn abrazo
Por suerte no ocurren todas esas cosas que nos cuentan, o al menos, no todas juntas.
ResponderEliminarSigo sorprendida y encantada leyéndote cada día.
Saludos.
pavorosos desvaríos: qué bueno. Son virus aviesos, basura
ResponderEliminar