martes, 2 de agosto de 2011

Elogio del camarero (Soneto 469)


Qué cantidad de vidas, camarero,
pasan por tu sonrisa generosa,
tu mirada radiante y hacendosa,
tu pararte y templar, como un torero.

Cuánta felicidad bajo tu fuero:
libando de la copa generosa,
degustando la tapa clamorosa
charlando con el justo compañero.

Ya sé que alguno peca de ordinario,
grosero, descarado o insolente;
pero yo sobrepongo lo contrario:

pues tengo por común y más frecuente
que tu trato es genial y extraordinario
con la gran mayoría de la gente.





2 comentarios:

  1. Me ha gustado tu soneto a los camareros, yo que conozco el oficio puedo decir, que es de los mas duros y muchas veces mas desagradecidos.
    Cuando todos nos divertimos ellos trabajan, poniendo buena cara y una sonrisa.
    Un abrazo.

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  2. Pues lo has contado muy bien. Es una gente que recopila anécdotas. Y aunque alguna vez se da con un bobo (el camarero en el público y al revés también) hay que reconocer que tienen un trabajo duro y que lo llevan bastante bien.

    Un abrazo

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