Vergüenza, indignación, pena y sonrojo
me produjo la acción del portugués,
ese gesto gamberro y descortés
de introducir un dedo por el ojo
cuando Marcelo, con brutal enojo,
a Fábregas le entró con los dos pies,
con gran riesgo para el barcelonés
de quedarse lisiado o paticojo.
¿Seguirá defendiendo Florentino
a este tipo altanero y tarambana?
Si es así, quizás cambie mi destino
y me apunte al equipo azul y grana,
que juega con destreza, genio y tino,
y en los últimos tiempos siempre gana.
Este luso esta haciendo que la crispación, en el deporte rey de este país, este subiendo puntos, yo creía que su papel era entrenar a sus jugadores, pero ademas de copar todo el poder quiere hacer el trabajo sucio también. Una pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya sabes que no soy futbolera, y no presto mucha atención a estos eventos.
ResponderEliminarNo justifico la acción del portugués, pero es lo que se ve, lo que no se ve es cuando Tito le llamó hijo de puta, directamente, o cuando insultó a los del banquillo.
Pasar a las manos, por supuesto que es lo último, pero a veces, las palabritas duelen más que un guantazo.
En fin, que con lo que ganan unos y otros, deberían dar espectáculo, pero ejemplarizante, no esto.
Un abrazo.