Qué tremendo y atroz aburrimiento
el que pasan los pobres veraneantes,
a tenor de detalles palpitantes,
que paso a comentar en un momento.
Por desafortunado desviamiento,
y por desconocidos detonantes,
un par de forasteros navegantes
se vieron en peligro de hundimiento.
En la orilla y anclado está el navío,
a la espera de cierta aprobación,
y mientras, decorado es del gentío,
que a falta de otra buena distracción,
se hace fotos ante el bajel vacío,
cual si fuera un naval fotomatón.
La foto tiene afición,
y así se ve de cámaras tan llena
la playa peculiar de La Ballena.
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