He mandado a concurso seis sonetos,
por ver si los señores del jurado
tienen tiempo de verlos con agrado
y salgo de los últimos aprietos.
Son más de ochenta versos bien discretos,
que con mimo y fervor he pergeñado,
con la esperanza de contar, premiado,
con esos mil quinientos euros netos.
Pero el dinero no es el objetivo
que persigo lograr con el concurso,
aunque nunca va mal un lenitivo.
Lo que mueve a adoptar este recurso
es que alguien valore en positivo
mi embelesado y perspicaz discurso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario