domingo, 25 de julio de 2010

La corte de Quevedo (Soneto 95)


Tres Felipes reinaron en su vida:
uno grande y los otros dos menores;
y sus padres fueron probos servidores
en el lugar donde el poder anida.

Así tuvo lección bien aprendida
de cómo los imperios triunfadores
añoran con dolor tiempos mejores
cuando comienza su fatal caída.

La corte, fabricante de esperanzas,
tutora del cegato cojitranco,
le enseñó más miserias que bonanzas.

Y el poeta, de burlas siempre el blanco,
aprendió a describir con burdas chanzas
a los seres que andaban por su flanco.

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