Nacido su merced en culto hogar,
mamó de las intrigas y asechanzas
que en la corte volaban como lanzas;
y sufrió cierta tara en el andar.
Cortedad muy profunda en el mirar
también hubo de ser razón de chanzas,
con merma de caricias y alabanzas,
que de otro modo tuvo que buscar.
Se vengó de un entorno tan adverso
fustigando con látigo inclemente
- con cruda prosa o lacerante verso -
lo mismo al cordobés de napia ingente,
que a la puta o poeta más diverso,
al mal juez y al letrado delincuente.
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