Con una crisis como la presente,
en un país con tantos perdedores,
el ejemplo y carisma de Vicente
nos permite soñar con ser mejores.
Destaca sobre todo por prudente,
por lógico y sensato entre doctores,
por ser ordenador de cuerpo y mente
de un plantel de preclaros jugadores.
Han subido a su patria la moral;
ya no somos comparsas del mundial;
creemos que podemos, y lo hacemos.
Del Bosque y sus portentos futbolistas
son personas preciadas y bienquistas;
por ellos y nosotros brindaremos.
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