Tener sólo un lector ya me acompaña,
me llena de ilusión y soy consciente
de que es duro llegar hasta la gente,
sobre todo con cosa tan extraña.
Si pescar quiero he de echar la caña,
y así lo estoy haciendo diariamente,
logrando que el amigo y el pariente
se asomen a leer mi diaria hazaña.
Pero ya tengo más de diez lectores,
a los cuales dedico este soneto,
porque son para mí benefactores.
A su juicio cabal yo me someto.
Me animan a seguir con mil amores
en este quehacer puro y discreto.
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