Formar endecasílabos no es fácil,
tampoco lo es rimar en consonante,
ni poner el acento acompasante,
ni encontrar la expresión certera y grácil.
Además se precisa un buen asunto
cada día, sin prórroga ni gracia,
y saber resumir con eficacia,
sin dejar en el aire ningún punto.
Preparar una imagen conveniente,
personal, no copiada ni plagiada,
exige ser curioso y eficiente.
Y añadir una música cuidada,
que case con el verso en cuerpo y mente,
es el último paso de la entrada.
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