Sangre y muerte, dolor, y sangre y muerte,
sangre roja sobre la piel de toro,
fuego sobre solar de verde y oro,
sangre verde sobre el pellejo inerte.
Vïuda, madre, huérfano a su suerte,
angustia y soledad, lloro insonoro,
dolor y más dolor, dolor a coro...
y el no desfallecer, hay que ser fuerte...
Con chapela, capucha y su serpiente
se presenta la terna demonial
hablando, sin vergüenza y complaciente,
de su soberanía nacional,
y de la democracia subsiguiente,
obviando su pasado criminal.
¿Algo más demencial?
Que unos piensen que pueden dialogar,
o que otros preténdanse lucrar.
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