Solamente tenía treinta años.
De su sueño salió para la muerte.
¿Quién le explica a los suyos que la suerte
se despista en caminos tan extraños?
Ya no verá el verdor de los castaños;
no habrá un soplo vital que lo despierte,
ni fuerza incorporal que lo liberte;
seguirá todo inmune a los engaños.
Quedarán tantos sueños por cumplir,
tanto anhelo arrumbado en el desván,
tanta vida que estaba por vivir...
Y preguntas que al duro cielo van...
y un cilicio de angustia por ceñir...
y una luna de hiel con el diván.
(Ver soneto 146)
seguirá todo inmune a los engaños.
Quedarán tantos sueños por cumplir,
tanto anhelo arrumbado en el desván,
tanta vida que estaba por vivir...
Y preguntas que al duro cielo van...
y un cilicio de angustia por ceñir...
y una luna de hiel con el diván.
(Ver soneto 146)
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