sábado, 3 de agosto de 2013

Resurrección de Quevedo (VII)

 
¿Y los roucovarelas, cañizares,
y tantos purpurados montaraces,
que con los evangelios no hacen paces
porque cuentan sus faltas por millares?
 
No quitan aflicciones ni pesares,
sino que se empestillan, contumaces,
en decir que es pecado cuantö haces,
cuando ellos son de diablos familiares.

Tratar de libertad les causa susto,
por lo que todo lo que suene a gusto
estremece a estos cortos hombrecillos,

que miran, sin embargo, al otro lado,
cuando sus socios se han beneficiado
a unos tiernos e ingenuos monaguillos.
 


2 comentarios:

  1. La verdad es la hipocresía ha sido y sigue siendo el denominador común de esos sepulcros blanqueados.
    Un abrazo.

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  2. Sí señor, digno de Quevedo con un final arrollador pero más certero que un dardo..

    Saludos.

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