viernes, 30 de septiembre de 2011

Detente, tristeza (Soneto 528)


Detén, tristeza, tu ligero paso,
no te envanezcas por la gloria escueta
que te promete la estación asceta;
no intentes contagiar tu incierto ocaso.

No pretendas que mi alma duerma al raso
herida por los dardos de tu treta;
no quieras liquidar al magro poeta
cerrándole las puertas del Parnaso.

Vuelve a tus nieblas, otoñal tristeza,
diluye tu silueta en los pantanos
que colman de humedad tus cortos días.

No luches por perderme en tu crudeza;
no aspires a dejar quietas mis manos
ni mis entrañas lasas y vacías.


1 comentario:

  1. Es un soneto precioso a la tristeza otoñal, le pasa a mucha gente. La verdad es que a mi me gusta el Otoño, sus colores y la tranquilidad que me transmite.
    Un abrazo.

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