sábado, 18 de febrero de 2012

Envidia francesa (Soneto 669)



Podemos elegir las amistades
y abandonarlas si nos salen viles,
cargantes, fatigosas o cerriles,
evitando problemas y ansiedades.

Pero no así las malas vecindades,
esas que se nos muestran siempre hostiles,
que si no nos asaltan con fusiles
nos lanzan sus envidias y maldades.

Otras partes del mundo tienen monos,
y en Europa franceses; se compensa,
proclamó Shopenhauer con talento.

Que no han de provocarnos más enconos
estos gabachos de estulticia inmensa
que aventan su infeliz resentimiento.


3 comentarios:

  1. Anónimo20:31

    En todas partes cuecen habas.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego, nosotros a seguir ganando y ni caso. Como siempre, un gran soneto. Un saludo y ¡Buena semana!

    ResponderEliminar
  3. No le demos mas importancia de la que tienen, no les sigamos el juego, que sigan detrás tragando el polvo del camino.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar